Aunque para una mayoría de la población se trata de una industria desconocida, lo cierto es que desde hace varios años los softwares de entretenimiento nacional han logrado posicionarse en el mercado global.
Aciertos y desaciertos son una constante en la industria del videojuego, un verdadero mundo en permanente expansión que, al día de hoy, genera incluso más rédito económico internacionalmente que el mercado del cine y la música juntos. De hecho, según consigna la Asociación de Comercio Minorista y Entretenimiento Digital (ERA), el 42,1% de los ingresos totales del entretenimiento provienen de este tipo de plataformas.
Pero se trata de una realidad que pareciera estar lejana a nuestro país. Pese a que la industria de los videojuegos nacionales ha experimentado un alza importante desde 2015 —al menos desde sus orígenes en 2002—, sus ingresos anuales son de aproximadamente 16 millones de dólares, muy por debajo de Argentina, por ejemplo, que solo en 2021 reportó cerca de 70 millones de dólares.
Para el profesor del Taller de Creación de Videojuegos en la Universidad Técnica Federico Santa María, Sven von Brand, Chile es un país con un tremendo potencial, incluso a nivel internacional. Comenta que “al día de hoy está posicionado como un país que hace juegos importantes”.
“En los últimos tres años son tres los juegos chilenos que han ganado el premio a mejor juego latinoamericano en diferentes festivales”, precisa el académico, quien también es miembro del directorio de Video Games Chile, entidad representativa de la industria de desarrollo de videojuegos locales, refiriéndose precisamente a títulos como “The Eternal Cylinder” (ACE Team), “Tormented Souls” (Dual Effect y Abstract Digital, compañía cofundada por el mismo von Brand) o “What Lies in the Multiverse” (Studio Voyager e IguanaBee). Considera también que existe una idea errada de que Chile es un país demasiado incipiente en esta industria y que no hay logros reales. “La gente pregunta ‘¿cuándo la industria de videojuegos chilenas va a lograr algo’… es que ya ocurrió, ya están esos hitos”, dice y, agrega, que “la verdadera pregunta es cuándo se va a volver algo reconocible, que se reconozca a Chile como una marca”.
Von Brand entiende que Chile no está al mismo nivel que otros países como el ya mencionado Argentina o, por supuesto, naciones europeas o norteamericanas. “Hay impacto internacional, simplemente más pequeño que el de otras potencias”, señala, e insiste en que “hay juegos como el ‘Fallout Shelter’ (Behaviour Santiago) que en su momento destronaron a grandes de la industria, como el ‘Candy Crush’”.
Impulsos importantes
De entre los factores que inciden en el desarrollo de una industria de videojuegos fuerte, el profesor Sven von Brand destaca dos elementos fundamentales: inversión económica y reconocimiento.
“Tanto la inversión como el consumo de videojuegos chilenos es muy bajo y eso es fundamental para que la industria crezca. Es necesario que haya una inversión importante como país, tal como se hace en otras artes, digamos el cine o la animación; y no me refiero solo a una inversión monetaria, que de paso ya es baja, sino que también en difusión, lo que provoca que no se conozcan los éxitos que tenemos en esta materia y solo se conocen las noticias de fracasos, como lo fue ‘Skull Island’, que se transformó básicamente en un meme”.
El experto asegura que situaciones como las del reciente fracaso del videojuego “Skull Island: Rise of Kong”, desarrollado por la compañía nacional IguanaBee es un mal ejemplo de una industria que ha logrado levantar entregas destacadas pero que no son reconocidas por la prensa o los mismos usuarios. “Tenemos buenos productos y la gente no sabe que son chilenos”, asegura von Brand, y ejemplifica con uno de los juegos chilenos más celebrados del último tiempo, el terrorífico “Tormented Souls”. Asegura que “cuando yo digo que hicimos el ‘Tormented Souls’, a veces me responden que ni siquiera sabían que el juego era chileno. Incluso gente que lo jugó no lo sabe, y eso es porque no hay difusión de la prensa, solo les interesa cuando hay problemas como los que hubo ahora con IguanaBee.
Esto contrasta con los escenarios internacionales. Industrias como la canadiense y la polaca ejemplifican, según el sansano, perfectamente el compromiso que puede tomar un país respecto de esta industria que en algún momento fue de nicho pero que hoy se encuentra completamente masificada. “Debería celebrarse a nivel nacional los juegos que han tenido logros grandes. Tienen que venderse en Chile y se deben hacer aportes económicos reales a los juegos nacionales”.
En ese sentido, von Brand comenta que “Canadá impulsó una estrategia de hiperinversión para tener empresas nacionales e internacionales en su territorio y exportar videojuegos y, a día de hoy, son el tercer productor de videojuegos en el mundo. En Polonia los privados se unieron e invirtieron y sacaron la saga de ‘The Witcher’, que está basada en una novela del autor —polaco también— Andrzej Sapkowski”.
Tal es el compromiso de Polonia para con su industria que en 2014 el primer ministro de la época, Donald Tusk, regaló una copia de “The Witcher 2” al en ese entonces presidente estadounidense, Barack Obama, durante su primera visita al país europeo. “Ese tipo de acciones generan un vínculo entre la industria y su nación”, sentencia von Brand, agregando que “los países desarrollados tienen la costumbre consumir sus propios productos y eso es algo que nos falta a nosotros en América Latina”.