El trabajo, realizado por profesores y especialistas del área, apunta a formar profesionales que orienten su quehacer al bien común sobre el interés individual.
El modelo e instrumento de evaluación de la competencia transversal sello de la Universidad Técnica Federico Santa María “Responsabilidad Social y Ética” (RSyE) fueron presentados a la comunidad universitaria durante la Jornada “Responsabilidad Social y Ética USM 2021”, que se realizó entre los días 18 y 20 de enero. La actividad, organizada por la Dirección de Enseñanza y Aprendizaje de la Dirección General de Docencia, reunió a profesores de la Casa de Estudios para trabajar en torno a esta temática, junto a destacados especialistas del área.
Durante este encuentro, Darcy Fuenzalida, Rector de la USM, valoró el trabajo de expertos y profesores en la elaboración del modelo, e invitó a los participantes a seguir este camino “ahora mirando el año 2021, para que continuemos trabajando en implementar esta competencia y logremos una comunidad universitaria más motivada en contribuir a la sociedad”.
Recordó también las numerosas iniciativas pedagógicas y estudiantiles que hace años se ejecutan en los Campus y Sedes de la Casa de Estudios, destacando que “los proyectos que actualmente se están desarrollando en nuestra Universidad son gracias a ustedes, los profesores, que transmiten estos valores y competencias e incentivan este tipo de actividades que, de alguna manera, mantienen vivo el legado de nuestro benefactor”.
Énfasis en el bien común
La Responsabilidad Social y Ética es una de las siete competencias transversales sello de la USM, que tiene como objetivo que los conocimientos y destrezas adquiridas durante el periodo universitario sean puestos al servicio de todos quienes lo necesiten, situando al bien común por sobre el bien individual. Su modelo e instrumento de evaluación fueron presentados por la Dra. Gladys Jiménez, coordinadora del Observatorio de Responsabilidad Social de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y quien durante 2019 trabajó en conjunto con un grupo de profesores en lo que calificó como un proceso participativo y marcado por el diálogo crítico, muy reflexivo y cuidadoso.
La especialista comenzó su exposición recordando que las universidades coconstruyen la sociedad junto a otros actores públicos y privados; en ese sentido, destacó que la RSyE ya está incluida explícitamente tanto en la misión como en la visión de la USM, además de su Modelo Educativo, en consecuencia con el legado de su fundador. A partir de estos tres referentes se plantea el propósito de esta competencia y se proyecta un profesional “tejedor de redes y coconstructor de puentes, donde el otro está siempre presente y le da sentido a su acción. Ese es el liderazgo prosocial y sus caminos son la prosocialidad y la comunicación de calidad prosocial”, explicó.
Estos conceptos forman la triada del modelo de formación en la Competencia Sello de la USM, cuyos resultados de aprendizaje ocurren en tres niveles que van de lo personal a lo social. En primer lugar considera las llamadas habilidades del ser: prosocialidad o conjunto de comportamientos que buscan el bienestar del otro, sin esperar una recompensa. En esta dimensión la pregunta sustantiva es si, en su proyecto de vida y profesional, el estudiante tiene la mirada del otro, si el otro está presente y le da sentido a su acción.
Luego, la praxis socialmente responsable se relaciona con una comunicación de calidad prosocial, pues al ser intencionada tiene un propósito de contribuir al desarrollo de otro o de una comunidad y, debido a que en esa relación se interactúa, se trata de dialogar sin aspirar a convencer sino a comprender qué hay detrás de sus comportamientos. Por último, la dimensión del bien común y ambiental apunta al liderazgo prosocial que no pretende asistir al otro, sino acompañarlo para que resuelva su problemática y la convierta en oportunidad de desarrollo humano.
En consecuencia, los resultados de aprendizaje en cada dimensión consideran si el estudiante asume de manera consciente, reflexiva y critica las decisiones que toma y es éticamente responsable de las consecuencias de sus decisiones a nivel personal; si actúa desde su disciplina, contribuyendo al desarrollo sustentable, sobre la base del reconocimiento de la diversidad y las necesidades de la sociedad; y si actúa con autonomía y liderazgo prosocial contribuyendo a la sociedad desde el bien interno de su profesión, entendiendo que la actividad profesional se caracteriza por ser cooperativa y tener como meta el proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia.
Responsabilidad Social Universitaria
El modelo de RSyE fue presentado en el marco de la Jornada “Responsabilidad Social y Ética USM 2021”, organizada por la Dirección de Enseñanza y Aprendizaje con el objetivo de visibilizar las prácticas que ya se realizan en la Universidad y, además, abordar la temática desde una perspectiva actualizada. Es así como la actividad comenzó con el webinar “Responsabilidad Social y Ética como competencia transversal en la educación superior”, a cargo de François Vallaeys, académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú y director educativo de la Unión de Responsabilidad Social Universitaria Latinoamericana, Ursula, organización que agrupa más de 180 instituciones de 14 países del continente, España y Portugal.
El experto presentó una reflexión sobre las principales urgencias éticas del mundo actual, entendiendo que la Responsabilidad Social es un modo de gestión ética de las universidades. Según explicó, la decadencia de la biodiversidad desencadena fenómenos como extinciones masivas, deterioro de la salud, inseguridad alimentaria, grandes migraciones, regímenes autoritarios y nuevos conflictos armados por los recursos; y ya que en la raíz del problema se encuentra la acción humana, “desde luego nuestra responsabilidad es global, por eso las palabras Responsabilidad Social hay que tomarlas en serio. No es generosidad social, no es contribución voluntaria, no es ayuda social. Es responder por la totalidad de la sociedad, la totalidad del planeta, desde nuestro quehacer cotidiano”.
Ante este escenario, precisó que el trabajo de la educación superior debe consistir en “decir la verdad, formar en la verdad, investigar la verdad, difundir la verdad mediante la extensión y actuar con los demás actores sociales desde la verdad. Vivir también esa verdad en la vida universitaria, haciendo del campus el micro laboratorio social de conocimientos disponibles para ser sostenibles juntos, para producir una universidad 3S: saludable, solidaria y sostenible”.
Finalmente, compartió el manual de Responsabilidad Social Universitaria, RSU, elaborado por Ursula, el cual plantea estrategias, herramientas e indicadores para desarrollar paulatinamente este proceso, recalcando que su implementación debe ser transversal y comprometer a toda la comunidad universitaria. El modelo de gestión de la RSU propone metas para los cuatro ámbitos institucionales: participación social, gestión organizacional, cognición y formación, a través de un itinerario que comienza con la creación de alianzas entre actores internos y externos para luego convocar al trabajo interdisciplinario y culminar con el rediseño curricular permanente focalizado en el territorio.
La Jornada “Responsabilidad Social y Ética USM 2021” también incluyó una instancia de intercambio de buenas prácticas de RSyE ya existentes en los distintos Campus y Sedes, tales como proyectos con orientación social para estudiantes de Ingeniería, didácticas para mejorar el clima en el aula y construir un espacio de aprendizaje motivador y desafiante para los alumnos, o la propuesta de una fórmula para calcular la nota final de una asignatura de matemática que motive al trabajo colaborativo, entre otras.
Además, se ofreció el taller de “Comunicación de calidad prosocial”, a cargo de las relatoras Dra. Gladys Jimenez y Dra. Pilar Escotorín, quienes profundizaron en este concepto como un proceso de interacción entre personas que se relacionan incluso en situación de conflicto y en el cual al menos una de ellas hace el ejercicio consciente y voluntario de estima por el otro en tanto interlocutor con la misma dignidad.