Columna del docente de la especialidad de Prevención de Riesgos de la Sede Concepción, Ricardo Pastenes Marchant.
Cada 28 de abril, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) invita a conmemora el Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Según cifras de la OIT, alrededor de 2,9 millones de trabajadores mueren cada año debido a accidentes y enfermedades profesionales, y al menos 400 millones de personas sufren lesiones profesionales no mortales.
Los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales no solo provocan un sufrimiento humano imposible de medir tanto a las víctimas como a las familias, también generan importantes pérdidas económicas para las empresas, para la economía de los países y para el mundo. Se estima que cerca del 5 4% del PIB mundial anual corresponde a los costos asociados a éstos.
Este año, la conmemoración de esta fecha se centrará en la participación y el diálogo social en torno a la creación de una cultura de seguridad y salud positiva. Está probado que en los lugares de trabajo donde hay mayor compromiso de los trabajadores, se reportan menos incidentes en seguridad y hospitalizaciones. Lamentablemente, aún hay muchos lugares donde los trabajadores consideran que no pueden informar de los problemas de seguridad a sus empleadores sin sufrir alguna represalia.
Es esencial crear una cultura de prevención en materia de Seguridad Social donde el derecho a un medio ambiente de trabajo seguro y saludable se respete en todos los niveles; en las que el Gobierno, los empleadores y los trabajadores participen activamente en iniciativas destinadas a asegurar este entorno de trabajo, mediante un sistema de derechos, responsabilidades y deberes bien definidos, y en la que se conceda la máxima prioridad al principio de prevención.
El año 2016, se promulgó en nuestro país una Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Esta nace de un diálogo que ha considerado la participación tripartita y de actores regionales, y busca avanzar hacia una cultura que previene, controla y reduce los riesgos laborales. Este marco debe permitir el avanzar hacia un Plan Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que logre concretar todas las acciones en todos los niveles, que ayuden a tener lugares de trabajo seguros y saludables.
En el ámbito de la prevención de riesgos, la experiencia señala lo importante que es la participación de las y los trabajadores desde la identificación de los distintos peligros hasta el control de los riesgos presentes en los lugares de trabajo. De esa manera, se adquiere un compromiso de parte de todos los estamentos en las organizaciones para lograr los planes en materias de seguridad y salud ocupacional de cada organización.
Como especialidad de Prevención de Riesgos de la USM, reafirmamos este año nuestro compromiso con la seguridad y salud de las y los trabajadores de nuestro país; y bajo este marco, participamos activamente en los diálogos que las distintas mesas regionales desarrollan para relevar los grandes temas en estos ámbitos. A través de la integración a estas mesas y la vinculación de nuestros estudiantes con el trabajo de éstas, también estamos aportando a la formación de profesionales sintonizados con las problemáticas regionales y nacionales en esta materia.
