Columna de opinión del Dr. Francisco Cereceda, director del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) y profesor titular del Departamento de Química.
Existe numerosa literatura que habla sobre el Cambio Climático y sus consecuencias sobre los ciclos biogeoquímicos del planeta, los cuales están causando importantes desastres naturales. La Megasequía que ya cumple 13 años es ejemplo de ello y este fenómeno tiene dos componentes: uno de carácter global y otro local.
El primero, está relacionado con los gases de efecto invernadero de vida media larga (cientos a miles de años) asociados al cambio climático (CO2, NO2, CFC, etc.). En cuanto al componente local, éste está relacionado con los contaminantes atmosféricos de vida media corta (Black Carbon, CH4, O3, etc., que duran horas o algunos años). O sea, los contaminantes del aire como gases y partículas (aerosoles) producidos por la actividad de las ciudades están jugando un rol importante en esta sequía.
Para entender lo anterior, hay que estudiar el impacto sobre el medio ambiente de contaminantes como el Black Carbon (BC), conocido como hollín, el cual está compuesto por partículas carbonáceas que se generan por todos los procesos de combustión de materiales como biomasa, gasolina, petróleo, etc. Estas partículas al depositarse sobre la Criósfera (hielo y nieve) producen un cambio en sus propiedades ópticas. Este fenómeno cambia el albedo de la Criósfera.
El BC genera un oscurecimiento de la superficie impactada, estas partículas de BC absorben radiación infra roja (IR) y se calientan, acelerando la fusión y/o sublimación de la nieve y el hielo, generando, entre otros efectos, un derretimiento acelerado de los glaciares. Como se puede observar, nuestras acciones locales tienen un efecto insospechado, que puede modificar la duración de esta sequía y afectar todo el ciclo hidrológico.
En el marco de un proyecto Fondef y un proyecto Anillo (ambos de ANID), estamos desarrollando actualmente, un modelo hidrológico-químico (MoHiQui) que incorporará variables ambientales que hasta hoy no estaban incorporadas o eran consideradas como fijas. Estos modelos están obsoletos y no fueron pensados bajo un escenario de Cambio Climático, como el nuevo modelo desarrollado por nosotros.
El Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa María estudia estos procesos desde hace más de 15 años, con la participación de colegas de varios departamentos de Ciencia e Ingeniería de nuestra universidad, con una mirada holística e interdisciplinaria, bajo el convencimiento de que el trabajo de I+D+i+T que se está desarrollando desde el ámbito académico es una labor que debiera poder realizarse en colaboración con el sector público y privado. De esta forma, se podrán transferir estos conocimientos a los usuarios finales y tomadores de decisiones, para generar el necesario beneficio en mejorar la salud de los ecosistemas y de la población, en la búsqueda de una mayor sostenibilidad para nuestro planeta.