Durante los encuentros se dio especial énfasis a las barreras actitudinales, que son la base de comportamientos discriminatorios.
Con la finalidad de difundir los ajustes razonables otorgados por la Unidad de Inclusión, y concientizar a la comunidad universitaria acerca la diversidad y el respeto a las diferencias, se llevaron a cabo en la Sede Concepción de la Universidad Técnica Federico Santa María dos interesantes charlas dirigidas a estudiantes y funcionarios, bajo el título «Construyendo una comunidad inclusiva: Hablemos de inclusión y diversidad».
Vania Rodríguez, encargada de Inclusión de la Sede, indicó que “estos espacios de reflexión son de suma importancia ya que permite a nuestra Universidad avanzar hacia una cultura inclusiva que aprecie y valore las diferencias de sus miembros, derribando aquellas barreras que impiden la implementación de prácticas inclusivas”.
Durante las charlas se abordaron temas relacionados con las barreras para la accesibilidad, los diferentes tipos de discapacidad y el uso de un lenguaje inclusivo. Se hizo especial énfasis en las barreras actitudinales, que suelen ser las más difíciles de erradicar, ya que se basan en etiquetas, estereotipos y prejuicios que pueden resultar en comportamientos discriminatorios que obstaculizan la participación de todos los miembros de la comunidad.
Para Rodríguez uno de los principales desafíos que enfrenta la institución es “concebir o proyectar, desde el origen, a una transformación cultural, organizacional y desde sus prácticas. Comprendiendo que la accesibilidad no es en respuesta a las personas con discapacidad, sino en beneficio de toda la comunidad. Por lo que esta charla, contribuye a promover el trabajo conjunto, en el que todas y todos los integrantes de la USM puedan ser agentes de cambio”.
Emma Castillo, educadora diferencial y encargada de inclusión, destacó que el beneficio de estas charlas radica en «mejorar la comprensión de lo que significa ser una cultura inclusiva, que se traduzca en el uso de un lenguaje correcto al hablar de discapacidad y tomar consciencia de las barreras que dificultan la participación de todos, especialmente las de tipo actitudinal que son manejables por personas activas en la sociedad.»
Crear un entorno inclusivo y respetuoso en una institución educativa como la USM es esencial. Según Castillo, esto permite «aprender a convivir de manera respetuosa, tolerante e inclusiva, especialmente considerando que está en juego la formación de profesionales que prontamente ingresarán al mundo laboral y que necesitan habilidades técnicas y humanas para enfrentar las diferencias y convertirlas en aprendizajes para la vida”.
Para finalizar, Castillo entregó consejos sobre cómo estudiantes y personal de la institución pueden participar activamente en la promoción de la inclusión y la diversidad en su entorno, que incluyen mantener un lenguaje inclusivo, mantener una actitud tolerante y libre de prejuicios, asistir a los espacios formativos promovidos por la Unidad de Inclusión, y respetar los espacios de accesibilidad universal.