Proyecto de alumna de la carrera de Ingeniería en Fabricación y Diseño Industrial fue evaluado por INAPI generando la obtención de una licencia de invención.
La estudiante de la carrera de Ingeniería en Fabricación y Diseño Industrial de la USM, Sofía Valdivia, ha desarrollado como proyecto de título una rotomoldeadora simplificada de termopolímeros que ayuda a mejorar el tratamiento de los plásticos reciclados. La innovadora propuesta fue evaluada por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) y obtuvo una patente de invención.
El funcionamiento de la máquina, según explica la ex alumna, se realiza a través de dos ejes conductores no colineales en su sistema motriz y posee forma de horno eléctrico con resistencias en su interior y que hacen posible la fundición del plástico. En su lado derecho sostiene al motor, los dispositivos de control y parte del eje motriz. Mientras que en el interior se diseñó un sistema de transmisión posible de desmontar, que se basa en una especie de horquilla hacia el lado motriz y conducido, las cuales hacen posible la transferencia del movimiento giratorio del motor, además con ayuda de un marco de acero se conecta el molde con las horquillas. Este último, hace la diferencia de los sistemas de transmisión propuestos con anterioridad, ya que, sus ejes no están alineados, es decir, entre el eje conductor y el conducido hay un desplazamiento de 20.°.
Al no ser un sistema de transmisión lineal, destaca y se diferencia de otras máquinas, permitiendo su patentemente por parte de INAPI. “Es muy importante ya que valoriza el trabajo realizado y a la vez lo resguarda. El proceso de patente que ofrece la universidad para los trabajos es muy valioso, ya que de cierta forma te entrega un plus como profesional. La Oficina de Transferencia Tecnológica y Licenciamiento de la USM (OTTL), se encarga de hacer todo el trabajo, presta un gran soporte, ahora queda esperar que INAPI dicte la resolución final de aceptación, lo que demora alrededor de 6 meses”, explicó Sofía Valdivia.
Innovación
La sansana explicó que “esta máquina de rotomoldeo se diseñó con el propósito de poder hacer pruebas, principalmente con plásticos reciclados para poder definir en una menor escala cómo debemos tratar este material o cómo podemos mejorarlo, para que al reprocesarlo podamos realizar productos de buena calidad, con un buen comportamiento en sus propiedades físicas, dependiendo de las funciones del producto a fabricar”.
En tanto para Augusto Vargas, profesor guía del proyecto de tesis y docente del Departamento de Diseño y Manufactura, es fundamental apoyar a los estudiantes en todos los procesos en la formación y consolidación de sus proyectos. “Es vital incentivar, involucrar y potenciar al estudiantado en actividades relacionadas con la propiedad industrial y de los derechos de los diseños que ellos desarrollan en sus proyectos de título. En este caso, Sofía diseñó y fabricó una rotomoldeadora experimental a escala, cuyo mecanismo de giro fue registrado en INAPI. Paralelamente presentó su diseño como proyecto de título para optar al grado de Ingeniera en Fabricación y Diseño Industrial, validando y consolidando de esta manera la formación que como departamento y universidad entregamos a nuestros estudiantes, contribuyendo una vez más a la transferencia tecnológica”.
La idea del proyecto surgió durante su práctica profesional, en la cual trabajó diseñando productos con termopolímeros reciclados por medio del proceso de rotomoldeo. La estudiante expresó que durante el proceso se dio cuenta de lo complejo de trabajar con plástico reciclado, y todo el proceso de ensayo y error que conlleva, donde además las máquinas de rotomoldeo son de gran tamaño por lo que el margen de pérdida al hacer estos prototipos es significativo, especialmente para emprendimientos.
“El diseño en sí fue no fue complicado de realizar, pero sí el buscar una forma donde el material fundido pudiera fluir de mejor manera por el molde. En la fabricación no hubo inconvenientes y se pudieron resolver algunos detalles del diseño sin problema en esta última etapa, gracias a la empresa metalmecánica que me prestó el soporte en la fabricación de la “rotomoldeadora de testeo”. Lo complicado fue cumplir con los tiempos tan acotados para realizar el trabajo y poder entregarlo a tiempo”, finalizó Valdivia.