Columna de opinión del rector de la Universidad Técnica Federico Santa María, Dr. Juan Yuz Eissmann.
Hoy, en el Día de la Ingeniería, conmemoramos un legado de resiliencia y colaboración. Cada 14 de mayo, recordamos la labor ejemplar de ingenieros, arquitectos y constructores que, hace más de tres siglos, se unieron para reconstruir nuestro país después del devastador terremoto que azotó la capital en mayo de 1647.
Este hito marcó el inicio de grandes proyectos de ingeniería multidisciplinaria en nuestra nación, reforzando el compromiso de ingenieros e ingenieras con el servicio al país, contribuyendo a diario a la resolución de problemas complejos y relevantes para la sociedad, poniendo en valor el conocimiento científico y tecnológico, y demostrando que esta disciplina va más allá de la aplicación de principios y teorías; es un acto de servicio a toda la sociedad.
Más allá de los avances tecnológicos, la ingeniera también impulsa el desarrollo humano, promoviendo la igualdad de oportunidades y mejorando la calidad de vida de las personas. Desde la provisión de agua potable hasta la generación de energía, incluyendo hoy aplicaciones en medicina y la transformación digital, cada proyecto de ingeniería tiene el potencial de cambiar vidas y comunidades enteras.
Con gran orgullo, nuestra institución ha formado a más de 55 mil ingenieros y técnicos, profesionales altamente preparados para responder a los distintos desafíos de la industria, como el cambio climático, las nuevas energías limpias, la sostenibilidad, la automatización y el desarrollo con equidad. Así es como hoy nuestras y nuestros titulados son reconocidos por su capacidad para resolver problemas y proponer soluciones creativas e innovadoras.
Sin embargo, las universidades, así como las organizaciones y el gobierno debemos adaptarnos continuamente a las tendencias tecnológicas, siendo proactivos y visionarios para anticiparnos a los desafíos y convertirlos en oportunidades para el país.
Más aún, las nuevas generaciones de ingenieros e ingenieras aspiran a cambiar el mundo, priorizando la sostenibilidad y la responsabilidad social. Es por eso que, como universidad científico-tecnológica, nos esforzamos en brindarles las competencias y habilidades que les permitan liderar la transformación hacia un futuro mejor para todas y todos.
En este emocionante momento en el campo de la ciencia y la tecnología, es crucial que estemos preparados para liderar la transformación y enfrentar los desafíos del futuro con determinación y optimismo, avanzando con pasos firmes, guiados por la innovación y el compromiso con un mundo más justo y sostenible para las generaciones venideras.