Alumnos de los talleres de Ingeniería de Diseño de Productos trabajan en Campus Casa Central Valparaíso con la fundación Aspade, a fin de hallar solución a diversos problemas que enfrentan personas con esta discapacidad en ámbitos como la cocina, jardinería o el desarrollo de habilidades motoras.
“Innovación social” es el concepto que guía a los Talleres de Productos V y VI que cursan los estudiantes de cuarto año de la carrera Ingeniería en Diseño de Productos, IDP, de la Universidad Técnica Federico Santa María en su Campus Casa Central Valparaíso y que los desafía a crear un producto que tenga impacto positivo en la sociedad y que, en este caso, los ha llevado a trabajar junto a personas con discapacidad cognitiva.
Los sansanos llegaron a la Asociación de Padres y Amigos de Personas con Discapacidad, Aspade -fundación sin fines de lucro que desde 1986 busca crear espacios de desarrollo social para adultos con discapacidad cognitiva- ofreciendo facilitar su inserción en el mundo laboral. Hoy ya se encuentran elaborando diversas herramientas pensadas en ayudarlos a desarrollar habilidades que áreas como cocina, al mantenimiento de un huerto casero u otros sectores caseros.
“Se desarrolló una inquietud por parte de los estudiantes de trabajar en el ámbito social”, señala la profesora del taller, Gabriela López, quien comenta que desde 2014 la carrera de IDP ha intentado darle un vuelco más social a su preparación, por lo que, en todo este tiempo, los sansanos han tenido la oportunidad de trabajar con hogares de ancianos, deportistas de goalball (deporte olímpico para personas ciegas), personas vulnerables económicamente, entre otros.
“La mayoría de los jóvenes entra a la carrera pensando en trabajar para empresas, pero al experimentar estas situaciones descubren que lo que pueden hacer impacta en la calidad de vida de las personas, a la sociedad y a su comunidad“. Explica la docente que este es el segundo año que trabajan con Aspade, lo que requirió algunas visitas a su centro para identificar las oportunidades de mejoras y así diseñar las propuestas de proyectos que, hasta el momento, incluyen una superficie de trabajo para personas en silla ruedas, una aplicación digital para mejorar las habilidades de atención al público, un juego de mesa colaborativo pensando en incentivar el trabajo en equipo, un invernadero a escala o una tabla para cortar pensada en personas con discapacidades motrices finas.
“El mayor desafío no se produce al tomar decisiones de diseño, sino que en la interacción empática con las personas y entender que existen otras realidades fuera de la que conocen”, señala la profesora López. La profesional explica que el foco del taller en conjunto con el desarrollo del diseño propiamente tal se establece en el desarrollo de habilidades blandas como “la comunicación efectiva, la empatía, la responsabilidad y la búsqueda de calidad de vida para esas personas”.
La estudiante Catalina Godoy que está desarrollando un prototipo de mueble modular diseñado para ordenar y facilitar la realización de actividades rutinarias y mejorar la autonomía de personas con discapacidad cognitiva, sostiene que lo más relevante de este taller se encuentra “en el aprendizaje y comprensión de las necesidades reales y su transformación en oportunidades para crear productos que aporten a mejorar su bienestar”. Asimismo, asegura que “durante este tiempo ha aprendido a empatizar con las personas, entender sus desafíos, aspiraciones, y ver como interactúan con su entorno”.
En una mirada similar Cassidy Allendes, quien trabaja en un facilitador espacial que permite una mejor organización visual de los implementos de cocina, comenta que “el aprendizaje que conlleva este tipo de proyectos es súper enriquecedor”, debido a que “te hace pensar en cada detalle y te saca de tu zona de confort”. La alumna de cuarto año destaca además que, al estas conocer nuevas realidades se ha percatado de “la falta de productos y servicios que sean inclusivos”.
El taller de innovación social también se lleva a cabo en el Campus San Joaquín de la USM en Santiago donde los estudiantes, en este caso, se encuentran trabajando en productos pensados para personas con discapacidad visual. “Estamos encabezando el trabajo de vinculación con el medio de la universidad, particularmente en el desarrollo de competencias de responsabilidad social y ética, que es nuestro pilar”, asegura la profesora López.