Universidad Técnica Federico Santa María

¿Está preparado Chile para eventuales desastres naturales o tecnológicos?

11 - octubre - 2022

El 13 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, con el objetivo de minimizar los riesgos derivados de los desastres naturales y generar una cultura sobre prevención y preparación ante fenómenos naturales.

La humanidad se ve enfrentada cada vez más a situaciones de carácter natural -terremoto- y tecnológicas -destrucción de instalaciones industriales que pueden afectar la vida e integridad física de los ciudadanos como también la infraestructura de las ciudades y sus economías. El vertiginoso avance industrial, señala el profesor del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos, Alex Rojas, con la consecuente extracción masiva de recursos naturales y su daño medioambiental ya sea en operaciones normales o emergencias, el crecimiento urbano no planificado y el cambio climático, constituyen las principales causas predisponentes para que el planeta de alguna u otra manera se resienta.

“Los desastres provocados por los terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas, han ido en aumento en las últimas décadas. Recordemos el terremoto y tsunami de Sumatra-Andaman en el 2004 de magnitud 9.1, o el de nuestro país en 2010 con magnitud 8,8 y su posterior tsunami; las erupciones del volcán Calbuco el 2015, y el Cumbre Vieja en España 2021 por citar algunos. Un fenómeno inusual como el de las marejadas anormales que han afectado tanto al sector turístico como portuario en nuestro litoral central, ha obligado a las autoridades a tomar medidas para prevenir o mitigar sus efectos, por lo que es de vital importancia tratar el tema de la reducción de riesgos de desastres a todo nivel: en la casa, colegios, universidades, industrias y organismos gubernamentales con el fin de salvaguardar la vida e integridad física de la población”.

El docente explica que las emergencias catalogadas como “desastres” se dividen en las naturales (que no se pueden prevenir) como los terremotos y tsunamis, y las tecnológicas (que si se pueden prevenir) como incendios y explosiones de gran magnitud.

“El peor escenario que se puede dar es cuando la emergencia natural -terremoto por ejemplo-provoca una emergencia tecnológica con la consiguiente destrucción de instalaciones industriales de una empresa sumado a un incendio. El calor irradiado podrá a su vez provocar una explosión en un tanque de almacenamiento de líquido/gas como las de tipo BLEVE (explosión por la expansión del vapor de un líquido en ebullición), produciendo generación de proyectiles (trozos del contenedor), lanzándolos a una gran velocidad y distancia, que pueden alcanzar y destruir otras instalaciones como bodegas, otros tanques de almacenamiento, reactores, calderas, vehículos, viviendas cercanas, etc. (generando una verdadera reacción en cadena); esto podría llevar a una onda expansiva de la explosión con consecuencias parecidas a la generación de proyectiles; y finalmente una gran bola de fuego (si es que el líquido o gas fuera inflamable)”, sostiene el profesor Rojas,

Experiencia local

La ONU hace especial énfasis este año en el acceso a los sistemas de alerta temprana y a la información y evaluación del riesgo de catástrofes. En Chile, a partir del terremoto del 27-F se ha comenzado a desarrollar paulatinamente una cultura al respecto. Algunos municipios de ciudades costeras se han preocupado de instalar señalética de vías de evacuación y zonas de seguridad en caso de terremotos y tsunamis. Cada vez que se produce un sismo importante se da el aviso de posible tsunami para que la gente se una al plan de evacuación comunal y suba hasta las zonas más altas (cota 30), lo que constituye un gran avance en la conducta de la gente para afrontar el desastre.

Profesor Alex Rojas

Para el profesor Alex Rojas “la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) realiza importantes esfuerzos en estos temas. Ha implementado la Oficina de Información Ciudadana, que proporciona información a la población en situaciones de emergencia por riesgos de origen natural o humano y tiene a disposición de quien lo requiera, una aplicación gráfica llamada Visor Chile Preparado, a través de ella cualquier persona podrá saber, por medio de su ubicación, si es que está expuesto a una amenaza ya sea de tipo volcánico, incendios forestales y tsunamis y en cuanto a las Alertas Tempranas Preventivas proporciona los tipos de alerta verde, amarilla y roja ya sea para vientos, eventos masivos, precipitaciones, incendios forestales, entre otras; las cuales se van monitoreando, actualizando o cancelando”.

En cuanto a alertas de tsunamis, “nuestro país cuenta con el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), el que entrega información sobre el monitoreo del oleaje en tiempo real, pronóstico de mareas mediante el uso de boyas de oleaje, cartas de inundación en caso de tsunamis, entre otros. Es, además, el representante oficial de Chile ante el Sistema Internacional de Alarmas de Tsunamis del Pacífico que opera en el Pacific Tsunami Warning Center ubicado en Hawaii, Estados Unidos, creando de esta forma el Servicio Nacional de Alarma de Maremotos”, destaca Rojas.

Respecto a la recomendación de la ONU para este año, el docente destaca que “podría ayudar enormemente a la preparación de la población para permitir una acción rápida a fin de minimizar el daño a las personas, los bienes y los medios para sostener la vida ya que, al ser una aviso temprano, puede otorgar el tiempo necesario, no solo para ponernos a salvo, sino también, para tener en cuenta y poner a resguardo a aquellos de nuestros familiares que no son autovalentes ya sea por motivos de enfermedad o de avanzada edad y que necesitarán nuestra ayuda para poder realizar la evacuación”

Si bien todos los esfuerzos realizados son positivos, el profesor Rojas señala que todo el conjunto de acciones no es suficiente. “Como ciudadanos de uno de los países más sísmicos del mundo, no podemos dejarle todo el trabajo a las autoridades y a los organismos de protección civil que ponen su mejor esfuerzo en el establecimiento de procedimientos de comunicación y protocolos de actuación y rescate. Como sociedad debemos ir más allá, ser más proactivos, debemos seguir trabajando para fomentar una cultura para enfrentar los desastres y para ello la educación a todo nivel es fundamental”.

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