Hace pocos días el mundo celebró el Día de la Actividad Física y el Deporte.
Los índices en general de las personas que cultivan el ejercicio en muchas partes no son buenos y su práctica, cada vez más es más necesaria. Si le pusieran nota a nuestro país en esta materia, apenas sacaríamos un 3,0 en escala de 1 a 7.
El deporte ha estado presente en la vida del ser humano desde grandes contiendas a muerte por la victoria, hasta una simple actividad para entretenerse y practicar solo o con amigos. El movimiento ya sea como ejercicio o una simple actividad física tiene una gran importancia, desde el punto de vista físico, psicológico, social y/o emocional.
El impacto que produce en nuestra sociedad civilizada la ejecución permanente de cualquier expresión de movimientos que forman parte de la vida diaria, incluyendo el trabajo, la recreación, el ejercicio y las actividades deportivas es un desarrollo integral en la población que lo practica, como medio para combatir el sedentarismo (una de las pandemias que nos afectan) o para proyectarse en el desarrollo de una práctica sistemática para mejorar la calidad de vida y/o conseguir un rendimiento competitivo a un determinado nivel.
Desde el año 2002, la Organización Mundial de la Salud instituyó esta celebración. que busca difundir los beneficios que tiene la práctica moderada de alguna de sus manifestaciones. En efecto, un gran porcentaje de los problemas de salud que viven las sociedades occidentales como la nuestra, tienen relación directa con enfermedades crónicas no transmisibles como el sedentarismo, la obesidad, la hipertensión y enfermedades cardiovasculares, las cuales han ido aumentando de manera significativa.
En Chile de acuerdo a la última encuesta de vulnerabilidad de Junaeb, el 54% de los estudiantes medidos se encuentran en un nivel de obesidad y sobrepeso. Los resultados son consistentes con años anteriores y los antecedentes sobre aumento de peso en la población adulta por sedentarismo y mayor consumo de alimentos ultraprocesados, lo que indudablemente enciende las alarmas de incluir dentro de nuestras rutinas diarias la práctica de actividad física y alimentación saludable.
Los niveles de inactividad física alcanzan proporciones de crisis en todo el mundo. Así lo muestra el Reporte Global de Notas de Actividad Física en Niños y Adolescentes 2018, que evaluó las tendencias globales en cuanto a vida activa y salud en 49 países, incluido Chile. El reporte advierte que cerca del 80% de la población mundial no realiza suficiente ejercitación. El diagnóstico es incluso más preocupante en Chile. Según el estudio, desarrollado por académicos de la Universidad de La Frontera en conjunto con la organización internacional Active Healthy Kids Global Alliance, Chile apenas obtiene nota 3,0 en un rango de 1 a 7. La calificación se sitúa muy por debajo del promedio internacional (4,0). Peor aún: el país se coloca en la penúltima posición entre los 49 países evaluados. Estos niveles sin duda se han incrementado con la pandemia que actualmente atravesamos en el mundo.
Si somos conscientes de todos estos indicadores, nos mantenemos en movimiento y rompemos los lapsos de tiempo sedentarios del día de acuerdo a la recomendación de la OMS, debemos considerar que, por ejemplo, los adultos deben dedicar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
Además, nos cuidamos en la alimentación y mejoramos la calidad del descanso, automáticamente nos transformamos en una población activa y de esta manera disminuiríamos considerablemente los niveles de enfermedades relacionadas con el sedentarismo, también seríamos menos los pacientes en hospitales y los clientes en las farmacias, invirtiendo más recursos en el desarrollo de una mejor calidad de vida y menos en tratamientos médicos, porque el remedio de lo que nos aqueja viene desde adentro de nosotros mismos, y no del exterior.
Nuestra comunidad universitaria (estudiantes, docentes, funcionarios y egresados) está bajo un nivel de estrés permanente durante su periodo académico y posteriormente en su vida como profesional. La práctica de cualquier actividad o deporte, estimula la producción de endorfinas, serotonina, dopamina que fertilizan nuestras neuronas y disminuyen la posibilidad de depresión o estrés. Una de nuestras competencias sello es la Vida Saludable, por lo que es fundamental adoptar hábitos que mantengan nuestro bienestar, ya sea durante nuestro periodo como estudiantes y posteriormente en el mundo laboral. Una de las características del perfil de nuestros egresados es la calidad y su eficacia en sus labores
En los quehaceres que desarrollamos día a día, la actitud correcta es mejor que la técnica perfecta, y si nos decidimos por comenzar cualquier actividad y creemos no tener las capacidades, la recomendación es seguir practicando con actitud positiva y voluntad, es la única receta. Nuestras creencias limitantes muchas veces nos impiden dar el salto de fe en nuestras capacidades. Debemos crear el hábito de dar siempre lo mejor de nosotros en cada momento y situación que nos toque vivir, por lo que nos debemos aferrar a la disciplina y perseverancia y de esta manera buscar nuestras mejores versiones día a día.
Recuerda que una persona activa físicamente y con hábitos de vida saludable se ve y se siente mejor, además tiene una vida con más disfrute, larga y feliz.