Columna de opinión de Francisco Cereceda, director del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM).
Se acaba de celebrar el Día Internacional de las Montañas para hacer un llamado de atención sobre estos recursos naturales que aportan servicios ecosistémicos fundamentales para la humanidad y que están mencionados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible a alcanzar para 2030 de las Naciones Unidas (ONU).
El 22 % de la superficie terrestre está cubierta por montañas y el 15% de la población mundial vive en estos entornos. Las montañas suministran alimentos, energía y agua dulce para más de la mitad de la humanidad.
Alrededor del 10 % de la superficie terrestre está cubierta por glaciares o mantos de hielo y -según el 6to reporte del IPCC, 2020- los glaciares de todo el mundo, excepto los de Groenlandia y la Antártida, sufrieron una pérdida de masa a un ritmo medio de 220 ± 30 Gt/año (equivalente a un aumento del nivel del mar de 0,61 ± 0,08 mm/año) en el período 2006-2015.
Por otra parte, en casi todas las regiones de alta montaña, la profundidad, la extensión y la duración del manto de nieve han disminuido en los últimos decenios y se perderá el 50% del volumen del permafrost, el 20% de la cobertura nival en primavera y el 40 al 50% de la masa actual de los glaciares (pérdida > a 100.000 glaciares en el mundo). Se estima que la mayoría de los glaciares del mundo con superficies < 1 km2 desaparecerán y se perderá la masa de las plataformas de hielo continentales de la Antártica. Las predicciones indican que el nivel del mar podría llegar a niveles de entre 2 a 6 m (con un escenario +2°C, RCP 2,6) en el futuro.
A pesar de estar en un periodo geológico natural de desglaciación, la gran mayoría de los glaciares de todo el mundo están pasando por un proceso de aceleración de su derretimiento por causas antrópicas, ya sean directas o indirectas, asociadas al Cambio Climático global.
La explotación irracional, egoísta y desmesurada de los recursos naturales, supuestamente en pos de un desarrollo y crecimiento económico para beneficio de la población, no ha sido más que una quimera y una ilusión para perpetuar su justificación, la cual ha estado huérfana de una mínima estrategia de sostenibilidad, incluso atentando contra la propia explotación de estos recursos en el tiempo.
Un dato curioso que refleja la poca importancia que le damos a las montañas, desde el punto de vista científico, es que existe mucha mayor información respecto de lo que está sucediendo en la Antártica -en relación a los efectos del Cambio Climático y el derretimiento de los glaciares- que lo que pasa en los Andes de Chile.
Esto puede sonar extraño, ya que las montañas las tenemos a unos cuantos kilómetros de nuestras espaldas v/s la Antártica que está aproximadamente a 6 mil km de distancia desde Santiago. Tomando esto en consideración el Centro de Tecnología Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa María, investiga desde el año 2003 en esta temática, intentando comprender la interacción que existe entre la atmósfera y la criósfera, o en otras palabras, como la contaminación atmosférica afecta o impacta a los glaciares de las montañas de los Andes.
Para poder abordar tamaño desafío, colaboran disciplinas de ciencia e ingeniería, para adentrarse a descifrar los misterios de estos colosos de hielo y nieve de la cordillera de Los Andes, la más larga del mundo, que abarca 7 países y más de 85 millones de personas que dependen de sus servicios ecosistémicos.