El bioproducto, pionero en Chile y en el mundo, se produce con hongos nativos obtenidos en suelos expuestos a contaminación en la zona de Puchuncaví-Ventanas.
Recuperar los suelos agrícolas contaminados de la zona de Puchuncaví-Ventanas a través de un formulado en polvo de hongos que inmoviliza los metales pesados, es el objetivo del proyecto financiado por Fondef-Anid “Desarrollo de una bioformulación basada en hongos mejoradores de suelos contaminados con metales pesados y prospección de aplicación en la recuperación de suelos agrícolas o degradados por actividades antropogénicas”, llevado a cabo por investigadoras de la Universidad Técnica Federico Santa María.
La iniciativa, pionera en Chile y en el mundo, consiste en desarrollar un bioproducto en base a una cepa nativa de hongo Trichoderma, que permite recuperar los suelos contaminados con metales pesados como el cobre, plomo y arsénico, entre otros, es liderada por la Dra. Marcela Carvajal, investigadora del Departamento de Química y del Centro de Biotecnología ¨Dr. Daniel Alkalay Lowitt” de la USM y Ximena Fadic, investigadora del Centro de Tecnologías Ambientales (Cetam) de la misma casa de estudios. Cuenta, además, con el apoyo de Codelco división Ventanas, ITAS y Nehuén, como empresas asociadas, e INDAP región Valparaíso, Municipalidad de Puchuncaví, UC Davis Chile y ODEPA, como instituciones colaboradoras.
“El proceso se inicia al cultivar los hongos en un sustrato en un entorno de laboratorio. Posteriormente, se procede a la extracción y molienda en condiciones secas con el propósito de crear un polvo soluble en agua que los agricultores pueden añadir directamente al suelo”, indica la Dra. Carvajal, y añade que “estas cepas microbiológicas, nativas y adaptadas, inmovilizan los metales pesados y favorecen la reconversión de los suelos, estimulando los equilibrios biológicos y promoviendo la recuperación de superficies cultivables dañadas a través de un proceso sustentable, no invasivo y amigable con el medioambiente”.
Apoyo social
Uno de los principales ejes de la investigación, que se desarrollará hasta 2024 y que espera tener un producto comercial en cuatro años, es desarrollar una tecnología que adicionalmente estimule el crecimiento, la salud vegetal y la productividad agrícola. No obstante, según la experta, también se busca “desmitificar que Puchuncaví-Ventanas es una zona de sacrificio con daño irreversible. Esto perjudica mucho a la gente que vive ahí y a los productores locales. Recuperar esos suelos degradados es un apoyo social y económico, porque se abre la oportunidad de que esas tierras vuelvan a ser utilizadas agrícolamente”.
De igual forma, la iniciativa busca aportar a la inocuidad y seguridad alimentaria, dado que “con nuestro bioproducto los agricultores de la zona podrán utilizar los microorganismos en suelo para que sus vegetales sean más seguros y posean una mejor calidad”, expresó la Dra. Carvajal.
Desafíos
Diversos estudios indican que la principal concentración de metales pesados en el suelo proviene de la acción humana, como por ejemplo la aplicación excesiva de pesticidas en base a cobre y, por ello, se pretende generar un cambio cultural en la agricultura nacional “al reemplazar las técnicas fitosanitarias invasivas que dañan los suelos, por un preparado biológico de fácil aplicación en terreno con bajos costos de implementación que, a largo plazo, aumenta la productividad al mejorar los suelos”, señala la experta.
Dentro de los desafíos científicos está el de explorar los mecanismos de inmovilización de metales por parte del hongo y ver cómo los metales pesados se integran en su biomasa, entre otros, pero también “es un proyecto que va en beneficio de la comunidad local y que tendrá resultados extrapolables a otras zonas geográficas que tienen contaminación de metales pesados en el país”, explica la investigadora del Departamento de Química de la USM.