El Dr. Iván Dimov, ingeniero electrónico USM, es el responsable de la creación de los primeros kits de testeo casero para el COVID-19. Actualmente es CEO de Orca Bio, empresa biotecnológica dedicada al tratamiento del cáncer a través de terapia alogénica con excelentes resultados en los pacientes.
¿Cómo hacer que la ciencia salga de los laboratorios e impacte positivamente en la sociedad? Esta es una de las interrogantes que ha movilizado el trabajo de Iván Dimov, ingeniero electrónico USM y Doctor en Biofísica Aplicada de Dublin City University, quien ha liderado diversas iniciativas de innovación tecnológica a nivel nacional e internacional. La más destacada es Lucira Health, empresa que impulsó el desarrollo de los primeros kits de auto testeo de COVID-19 en Estados Unidos, posteriormente vendida a Pfizer.
Actualmente, ha volcado sus esfuerzos al avance de Orca Bio, organización dedicada a la investigación y desarrollo de terapia de alta precisión celular en pacientes con cáncer o sistema inmunológico deprimido, la cual ha mejorado notablemente las tasas de supervivencia y ha disminuido significativamente los efectos secundarios asociados los nocivos tratamientos tradicionales como la quimioterapia. «La idea de que podamos reemplazar de manera segura y efectiva la sangre y el sistema inmunológico de un paciente es tremendamente emocionante porque se puede utilizar en muchos desafíos médicos para los cuales no tenemos soluciones en la actualidad», comenta Dimov.
El experto ha participado en varias iniciativas del proyecto institucional CienciaV 2030, donde fue panelista del «Seminario de Biotecnología y Desarrollo: ¿Qué aplicaciones contribuyen a la sociedad?». Adicionalmente, estará participando en diversas actividades en los campus y sedes de la USM, entre ellas una charla magistral en Casa Central este 16 de abril, y la ceremonia donde recibirá la distinción de Doctor Honoris Causa por su destacada trayectoria. Asimismo, visitará los centros de I+D de la universidad, tales como, el Centro de Biotecnología “Dr. Daniel Alkalay Lowitt” (CB-Dal), el Centro Científico Tecnológico de Valparaíso (CCTVal) y el Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) a cargo de la Dirección General de Investigación, Innovación y Emprendimiento.
En la siguiente entrevista podemos conocer cuáles han sido los movilizadores de su trabajo y su postura sobre cómo abordar los desafíos globales:
¿Por qué escogiste la medicina como ámbito de desarrollo?
Iván Dimov (ID): Fue en una de las primeras clases de Biotecnología con el profesor Michael Seeger. Yo siendo alguien que estudia electrónica y sistemas electrónicos, me impactó enormemente la sofisticación y la complejidad de la biología. Es casi la máquina más compleja que existe en el universo. Y eso me atrajo mucho, me parece que hay muchos temas que descubrir y desarrollar en comparación con otros campos. Además, estos temas realmente impactan y mejoran la vida de la persona. Cuando se desarrolla una nueva tecnología, incluso si uno escucha sobre la inteligencia artificial, todas hablan de eso. Pero yo creo que la salud, preservar y mejorar la calidad de vida de las personas, tiene un impacto enormemente superior a cualquier otra tecnología.
En esta línea, ¿Cómo generamos innovación que ponga en el centro a las personas?
ID: Creo que hay mucha investigación aplicada que, en el fondo por su definición, puede afectar a la sociedad, pero se debe hacer pensando —primero— en los problemas más grandes que tenemos, y luego, tratar de ver cuáles son las herramientas tecnológicas más idóneas para resolver ese problema. Eso lo aprendí de forma difícil con mi experiencia, porque partí pensando en que tengo una innovación tecnológica, y después, voy a buscar la aplicación. Pero cuando se parte de esa manera, es muy difícil que las cosas cuadren perfectamente, donde se espera que esta investigación o innovación -que yo creé en un ámbito más académico, más aislado- tenga un impacto real. Porque no lo pensé como una solución a un problema, sino que lo pensé como un desafío mental solamente. Y ahí he visto que muchos proyectos muy bonitos se caen y simplemente no tienen la capacidad de tener el impacto que se merecen. Cuando tú lo enfocas de esa manera, la solución es mucho más idónea y tiene muchas más chances de ser absorbida y aplicada a la sociedad.
¿Cómo podemos fortalecer el ecosistema nacional de innovación y emprendimiento con base científico-tecnológica?
ID: Si queremos tener impacto más allá de una solución tecnológica, necesitamos reforzar mucho el conocimiento y reconocimiento del emprendimiento, de la colaboración y también de poder desplegar aquellos caminos que han sido exitosos. En el fondo, hacerlo bien vistoso para aquellas personas que están trabajando en una buena solución y que queremos que más personas sigan su camino. Esos ingredientes son clave. Por otra parte, no debemos pensar solamente en lo que pasa en Chile, sino que pensar a nivel internacional. Y si necesitas elementos, colaboraciones, partes que tú sientes que eres flaco y necesitas apoyo, buscar esos elementos y esas personas que te puedan ayudar, que incluso pueden estar en cualquier parte del mundo, y no limitarte solo a tu red más directa. Entonces, pensar más en lo global, hacer que la innovación fluya más allá de la frontera chilena y no tener miedo de que si yo te cuento mis ideas, alguien más se va a arrancar con ella y no va a tener ningún beneficio para Chile. Sacarse esa mentalidad que es un poco infecciosa y trae malas consecuencias. Cuando algo funcione, hay que darle mucha difusión para que todos puedan seguir en ese camino, y les de coraje y ganas a la gente de hacer cosas parecidas. Y también colaborar, unificarse y ser apasionado por lo que están haciendo.