Investigadores del Núcleo Milenio BioGEM, centro integrado por la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) además de otras instituciones, desarrollaron un bioinsumo a base de bacterias aisladas de la flora silvestre chilena capaz de proteger cultivos como paltos, vid y tomates frente a bajas temperaturas, promoviendo además su crecimiento en condiciones adversas
Las heladas representan una de las mayores amenazas para la agricultura chilena, especialmente en la zona centro-sur, donde se concentra la producción de frutas de exportación como uvas, cerezas, arándanos y paltas. Estas bajas temperaturas provocan daños que reducen la productividad y comprometen la calidad de los cultivos. Frente a esta problemática, investigadores del BioGEM trabajan en una solución biotecnológica sustentable: un bioinsumo conformado por bacterias benéficas aisladas desde flora silvestre de la Cordillera de Los Andes y zonas subantárticas.
La Dra. Paulina Vega, investigadora joven del BioGEM USM-PUCV, explica que este desarrollo actúa como un “escudo biológico” que protege a las plantas frente al estrés ambiental, particularmente el causado por las heladas. “Desarrollamos un bioinsumo a base de bacterias aisladas de la flora silvestre chilena que promueve el crecimiento y protege a las plantas frente al frío, fortaleciendo la resiliencia de la agricultura chilena ante los desafíos del cambio climático”.
El bioinsumo está compuesto por dos bacterias psicrotolerantes del género Pseudomonas, seleccionadas por su capacidad para modular la respuesta de las plantas al estrés por enfriamiento y aumentar la expresión de genes asociados a la tolerancia al frío. En pruebas realizadas con la planta modelo Arabidopsis thaliana, tomate y palto, el tratamiento mostró efectos positivos tanto en el crecimiento como en la resistencia al congelamiento. En condiciones de campo, durante el invierno de 2018, su aplicación redujo en un 15,8 % la severidad de los daños provocados por las heladas en paltos jóvenes.
El Dr. Michael Seeger, director del BioGEM y académico del Departamento de Química de la USM, destaca que esta innovación “agrega valor al mercado agrícola mediante el uso de bacterias nativas con potencial biotecnológico, capaces de reemplazar prácticas tradicionales basadas en agentes químicos, aportando a una agricultura más sustentable y competitiva”.
Además de proteger contra las bajas temperaturas, el consorcio bacteriano ha demostrado disminuir el estrés oxidativo en plantas sometidas a sequía, lo que amplía su potencial como biofertilizante multifuncional. Su formulación promueve la absorción de nutrientes, la producción de hormonas vegetales, compuestos orgánicos volátiles y el biocontrol de fitopatógenos.
Actualmente, el equipo avanza en el escalamiento del producto y en la creación de una marca comercial, con el objetivo de instalar en el mercado agrícola chileno un bioinsumo que no solo mejore la productividad, sino que también permita enfrentar con mayor eficacia los efectos del cambio climático.


