Columna de opinión de Roberto Muñoz, profesor del Departamento de Ingeniería Comercial.
Habiendo despejado en las columnas anteriores algunos mitos sobre de la economía y los economistas, quiero referirme ahora a algunos problemas contingentes, partiendo por uno muy vigente, que es la gestión de emergencias.
Los recientes problemas con el suministro de electricidad han puesto de manifiesto la necesidad de mejorar nuestra gestión de emergencias. La economía se trata de la asignación de recursos escasos y, en este caso, nos concentraremos en las cuadrillas que los proveedores de un servicio público proveen para resolver emergencias.
En mi opinión, una medida que se puede adoptar es crear una unidad de gestión de emergencias de servicios públicos en red, a la que cada servicio aporta con sus cuadrillas. En caso de emergencia, esta debe ser categorizada por la autoridad en niveles 1 a 3. Una emergencia nivel uno sería las más básica y debe ser atendida por las cuadrillas del servicio respectivo como en la actualidad, sin embargo, los niveles dos y tres suponen ampliar las cuadrillas con el personal que proveen otros servicios, cuidando siempre que en cada cuadrilla haya un experto del servicio que está siendo atendido.
En el nivel dos las cuadrillas se refuerzan con aquellas de un servicio considerado cercano (por ejemplo, si el servicio en emergencia es el eléctrico, entonces las cuadrillas de los concesionarios de telecomunicaciones podrían ser consideradas de un servicio cercano), mientras que en el nivel tres todas las cuadrillas operan conjuntamente, bajo el liderazgo de un jefe de cuadrilla perteneciente al servicio cuya emergencia se está atendiendo.
En relación al financiamiento en los niveles 2 y 3, este deber ser compartido entre el concesionario del servicio en emergencia y la autoridad para mantener los incentivos correctos. Por una parte, al concesionario se le incentiva a mantener inversiones preventivas para no incurrir en los gastos de financiamiento de refuerzo de cuadrillas y, por otro lado, la autoridad también debe contribuir al financiamiento, lo que impide que cualquier emergencia sea categorizada en nivel 3. Adicionalmente, un concesionario exitoso en prevenir emergencias en su servicio dispone de un negocio adicional al proveer cuadrillas para atender emergencias de otros servicios.
Para asegurar los aspectos de seguridad es importante enfatizar que cada cuadrilla debe ser liderada por un experto del sector. Si la emergencia así lo amerita, es posible establecer un nivel 4, en donde pueden colaborar otros actores ya sean civiles o militares, pero lo que no tiene sentido es prescindir del expertise de cuadrillas que, si bien son expertas en otro servicio en red, están mejor preparadas que otros actores para atender una emergencia.
Esta propuesta no implica en ningún caso prescindir de las sanciones que actualmente se discuten, sino que el objetivo es mejorar nuestra capacidad de respuesta ante eventos extremos, a los que aparentemente tendremos que acostumbrarnos y frente a los cuales debemos estar mejor preparados.