Columna de opinión de Enrique Calderón, director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la USM sede Viña del Mar.
El teletrabajo ha experimentado un auge significativo en Chile, especialmente impulsado por la pandemia de COVID-19, transformando radicalmente la forma en que se realiza el trabajo. Anteriormente reservado para un grupo reducido de empleados, este nuevo sistema laboral se ha extendido de manera sin precedentes, convirtiendo los hogares en lugares de trabajo improvisados y fusionando los horarios laborales con las tareas domésticas.
La legislación chilena ha respondido a este cambio con la Ley de Teletrabajo (Ley 21.220 y su modificación con la Ley 21.645), que establece un marco legal crucial para esta modalidad laboral. Esta ley distingue claramente entre el trabajo a distancia y el teletrabajo, definiendo este último como aquel realizado mediante el uso de medios tecnológicos, informáticos o de telecomunicaciones. El objetivo principal de estas leyes es proteger los derechos de los trabajadores y adaptarse a las nuevas dinámicas laborales introducidas por el teletrabajo.
Chile se ha destacado como uno de los líderes en la adopción del teletrabajo en América Latina. La pandemia ha acelerado esta tendencia y ha llevado a una evolución de la legislación para abordar los desafíos asociados. Las estadísticas muestran un aumento en el número de personas trabajando a distancia, y las empresas han implementado políticas para facilitar esta transición.
Sin embargo, el teletrabajo conlleva riesgos para la salud y el bienestar de los trabajadores, especialmente en términos de ergonomía y riesgos psicosociales. Las lesiones por esfuerzo repetitivo, los problemas musculoesqueléticos y la fatiga visual son algunas de las preocupaciones más comunes.
Para abordar estos riesgos, se recomienda ajustar el mobiliario, establecer rutinas, promover la comunicación regular y tomar descansos adecuados. Además, es fundamental que tanto los trabajadores como las organizaciones sean proactivos en la identificación y gestión de los riesgos asociados al teletrabajo.
En el ámbito doméstico, también existen riesgos, como la seguridad doméstica, el ruido ambiental y la calidad del aire y la ventilación.
Las experiencias internacionales exitosas en la gestión de riesgos en el teletrabajo ofrecen valiosas lecciones sobre cómo abordar estos desafíos. Compañías globales han implementado estrategias proactivas, desde la formación en ciberseguridad hasta la promoción del bienestar físico y mental de los empleados.
En Chile, empresas han tomado medidas proactivas, como la implementación de software de seguimiento de tareas y programas de bienestar para sus empleados. Estas iniciativas, junto con una legislación que respalda el teletrabajo y protege los derechos de los trabajadores, son ejemplos de cómo gestionar con éxito los riesgos asociados al teletrabajo.
En concreto, el teletrabajo llegó para quedarse y la clave para su éxito radica en una combinación de legislación adecuada, prácticas laborales seguras y una cultura empresarial que valore el bienestar integral de los trabajadores.
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