Según Denis Riquelme de la Universidad Técnica Federico Santa María, el cambio de hora ofrece beneficios mínimos y provoca efectos adversos en la población.
El próximo cambio de hora en Chile, que regirá desde este sábado 6 de septiembre, ya no responde a objetivos de ahorro energético, advirtió Denis Riquelme, del Departamento de Electrotecnia e Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María, Sede Viña del Mar, al señalar que sus beneficios actuales son marginales tras más de seis décadas de aplicación.
En ese entonces, la medida buscó enfrentar una crisis hídrica mediante la reducción del consumo eléctrico, cuando gran parte del gasto provenía del alumbrado público con lámparas de descarga y de la iluminación domiciliaria con ampolletas incandescentes. Hoy, Riquelme explica que los beneficios iniciales se han reducido a apenas un 1%, ya que la masificación de la tecnología LED permitió un ahorro cercano al 40%, contrarrestado por el mayor uso de calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano.
El profeso, quien es jefe de carrera de Técnico Universitario en Electricidad, advirtió también sobre los efectos negativos que genera esta modificación horaria en la salud y la vida cotidiana. “Internamente contamos con un reloj biológico que se ve alterado con el cambio de horario, lo que genera estrés, problemas de sueño y malestar en la población, especialmente en niños y trabajadores”, explicó. A esto se suman costos adicionales derivados de la reprogramación de sistemas de iluminación y dispositivos eléctricos.
En distintos países, la continuidad del cambio de hora también ha sido objeto de debate. La Unión Europea, por ejemplo, resolvió en 2019 eliminar esta práctica, entregando a cada nación la facultad de escoger un horario único. En América Latina, algunos países como Argentina y Perú han optado por mantener un solo horario fijo, considerando tanto la baja incidencia en ahorro energético como las implicancias en la salud pública.
En Chile, las recomendaciones técnicas han señalado que el horario de invierno es el más adecuado para el territorio continental, pues permite iniciar las jornadas con más horas de luz natural. “Trabajar con mayor luz natural favorece la salud, disminuye la depresión y mejora el bienestar general de las personas. La evidencia indica que lo recomendable sería mantener un único horario fijo durante todo el año”, subrayó Riquelme.
La discusión sobre el cambio de hora en Chile vuelve a instalarse en la agenda pública, con un consenso creciente entre especialistas que plantean revisar esta política y buscar medidas más efectivas para mejorar la eficiencia energética y la calidad de vida de la ciudadanía.