Columna de Opinión del Dr. Francisco Cereceda y el Dr. Gonzalo Barcaza, investigadores del CETAM-USM
Este 2023 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas (ONU) ha propuesto la “Restauración de los ecosistemas de montaña” como tema central para la conmemoración del Día Internacional de las Montañas, que se celebra cada 11 de diciembre.
Las montañas están presentes en el 27% de la superficie terrestre de nuestro planeta, corresponden a un entorno altamente diverso y se podría decir que son unas verdaderas “torres de agua”, ya que suministran agua dulce para casi la mitad de la población mundial, según datos proporcionados por la propia FAO.
En nuestro país, este escenario es similar ya que la Cordillera de Los Andes es fuente de agua, recursos naturales y una significativa biodiversidad. De hecho, las cuencas del Río Aconcagua y El Maipo en la zona central del país, proporcionan agua dulce para alrededor de 9 millones de personas, casi la mitad de la población de Chile.
Por este motivo, resulta de vital importancia comprender los efectos que el Cambio Climático está generando en los ecosistemas andinos de las cuencas del Aconcagua y Maipo, en donde el desafío es aún mayor considerando que Chile posee el 75% de la criósfera Andina, la cordillera más larga del planeta.
Con ese objetivo de largo aliento, CETAM ha instalado en Portillo (Aconcagua) y El Yeso (Maipo), dos laboratorios-Refugios, NUNATAK-1 y NUNATAK-2, los cuales nos entregan información muy importante sobre cómo la contaminación atmosférica está acelerando los efectos del cambio climático en el retroceso de los glaciares Andinos. En efecto, en 2022 se publicó el artículo “Comprender el rol de las emisiones antropogénicas en el retroceso de los glaciares en los Andes Centrales de Chile”, el que constituye la primera evidencia científica del impacto negativo que tiene la minera de cordillera en el caso del glaciar Olivares Alfa (GOA).
Una de las preguntas científicas que estamos tratando de responder desde 2003, es ¿por qué algunos glaciares en los Andes Centrales disminuyen su área mucho más rápido que otros a pesar de enfrentar las mismas condiciones climáticas de precipitación nival y temperatura del aire? La respuesta está en cómo la contaminación atmosférica (carbono negro y polvo mineral) se deposita en las superficies nevadas, aumentando la absorción de energía solar y por ende acelerando su derretimiento.
En búsqueda de evidencia científica que permita desarrollar políticas públicas de protección de ecosistemas de montaña o largo de los años hemos tomado muestras de nieve y aerosoles en más de 16 glaciares andinos, desde el Tupungatito por el norte hasta el glaciar Grey en Patagonia por el sur, incluyendo la Antártica.
Lo que hemos descubierto es que el impacto local de la contaminación es capaz de explicar hasta un 82%el retroceso de un glaciar cuando está cerca de faenas mineras en los Andes Centrales (GOA). Pero el desafío es aún mayor, para lo cual en los próximos días nos trasladaremos gracias al proyecto INACHRT_34-21, hasta la Base Polar Conjunta Glaciar Unión, la base Antártica más remota de Chile, apenas a unos 1000 km del polo sur, y donde se llevarán a cabo por primera vez mediciones atmosféricas y glaciológicas de manera combinada, a partir de lo cual se evaluará si la contaminación atmosférica ya está presente en elevadas latitudes polares.
¿Qué sigue?
Los datos que estamos recopilando en los laboratorios NUNATAKs nos están ayudando a comprender de mejor manera la zona de los Andes Centrales. Específicamente en el Proyecto Anillo Aconcagua (ACT210021) estamos investigando cómo interactúan los diferentes compartimentos ambientales que allí convergen: Atmósfera, Criósfera, Hidrósfera y Ecósfera, todo ello, de manera inter y transdisciplinaria.
En este proyecto estamos trabajando con colegas de la Universidad Católica de Temuco (UCT) y con investigadores de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), además de colaboradores internacionales de Japón, USA y Europa. Gracias a esta iniciativa se está generando un sistema integrado de información (NUNATAKs) y modelamiento hidrológico-químico en la zona de los Andes Centrales, aplicable a otras cuencas de Chile y del mundo.
¿Qué está haciendo el Estado?
El Estado ha avanzado de manera vacilante, manteniendo la red de glaciares y cambio climático, pero también en algunos casos, generando información confusa.
Para avanzar en la gestión de los recursos naturales de montaña, los inventarios de glaciares constituyen información básica. En 2022 la DGA-MOP elaboró un segundo inventario público de glaciares (con data de 2017), motivo por el cual realizamos una comparación con el inventario anterior del 2014 (con data de 2002) utilizando para ello los identificadores (ID) de cada glaciar.
Uno de los errores más llamativos que surgieron al analizar los datos, es el hecho que sólo 18.806 glaciares mantienen el mismo ID entre ambos inventarios, siendo imposible determinar la existencia y evolución de los restantes 5.308 glaciares catastrados en 2014.
Pero más grave aún es el hecho que de aquellos 18.806 glaciares con el mismo ID, un número de 3.713 glaciares tienen un aumento de área por un total de +1.129,4 km2, lo que significa que dichos glaciares crecieron entre 2002 y 2017, sin duda un error metodológico que impide determinar los reales cambios experimentados por los glaciares tanto en respuesta al Cambio Climático como a la contaminación humana.