Columna de opinión de Macarena Gatica, profesora del Departamento de Ingeniería Comercial.
Nos enteramos esta semana de una “buena” noticia en el país y en nuestra región en particular, el desempleo bajó en el mes de mayo. Sin embargo, esta cifra debe ser analizada más profundamente, ya que el contexto es muy particular. Una de las principales razones de esta baja en el desempleo se origina en la oferta de trabajo, es decir, en las personas que buscan trabajo, que, durante esta pandemia ha ido bajando mes a mes.
En este nuevo escenario de pandemia, donde han cambiado las formas de realizar una serie de trabajos, donde la tecnología esta jugando un rol importante, muchas personas perdieron su trabajo y no lograrán encontrar uno que se adapte a sus habilidades y gustos, además no tienen el entrenamiento y las capacidades para realizar las nuevas tareas. Lo que lleva a que se retiren del mercado laboral, generando desempleo friccional, que es de largo plazo y difícil de revertir, salvo que sea tratado con políticas públicas de capacitación y reinserción laboral.
Además, se presenta un sentimiento que habitualmente no veíamos en el mercado laboral, el miedo. Las personas al salir a trabajar están constantemente pensando en que se pueden contagiar o que pueden contagiar a sus familiares, por lo que prefieren no trabajar. Y adicionalmente, frente a las cuarentenas y a la incertidumbre respeto al funcionamiento de las comunas, se ven efectos tanto en la oferta como en la demanda de trabajo.
Respecto a la búsqueda de empleo, las restricciones para que colegios y salas cuna abran generan un problema que dice relación con el cuidado de los hijos/as. Esto lleva a que las familias -y por lo general a que las mujeres-, no puedan salir al mercado laboral. Sobre la demanda, empresas que buscan mano de obra, hay rubros que no están dentro de los esenciales y que, por tanto, no han podido funcionar en por lo menos un par de las etapas del plan Paso a paso, lo que claramente lleva a que se reduzcan las plazas de empleo.
En aquellas regiones que dependen de forma importante del turismo, hay muchas empresas que han debido cerrar y dejar a muchos de sus colaboradores sin posibilidad de encontrar trabajo en otro rubro. Todo esto podría llevar a un desempleo estructural que es de largo plazo y donde, nuevamente, se requiere de políticas públicas que logren solucionarlo. Lamentablemente las noticias no son tan “buenas”. Se está cayendo en dificultades de largo plazo, no fáciles de superar.