Columna de opinión de Javier Scavia, Doctor en Economía y Jefe de carrera de Ingeniería Civil Industrial.
Una de las enfermedades más silenciosas es la diabetes. Muchas veces se le descubre cuando ya ha provocado daños en los vasos sanguíneos y órganos de los pacientes. La inflación es silenciosa y corroe ya sea lenta o rápida, pero siempre inexorablemente, el poder adquisitivo de nuestros sueldos. Más aún, este proceso corrosivo es continuo y, en la mayoría de los casos, como los salarios se ajustan sólo una vez al año, la pérdida de poder adquisitivo genera mermas no menores en el bienestar.
Esto es similar a ir todos los meses al supermercado y con el mismo presupuesto comprar cada vez menos y, solo a la vuelta de un año, poder destinar mayor cantidad de presupuesto para volver a comprar la misma cantidad de bienes que al inicio del ciclo inflacionario. Esta pérdida de poder adquisitivo también aplica para ahorros en dinero (que no estén en UF) y para aquellos que hayan tomado un crédito en UF, por ejemplo, hipotecario. Como la UF está indexada a la inflación, a más inflación, más aumenta el valor en pesos de la UF. Significa que los deudores hipotecarios terminarán pagando, nominalmente, mucho más todos los meses (y sí, con un sueldo que se reajusta una sola vez al año). Por demás está decir que la inflación genera incertidumbre, lo que afecta al crecimiento, y que daña en mayor medida a los más pobres.
¿Cómo se genera la inflación? Simple, mucho dinero persiguiendo la misma cantidad de bienes ¿Por qué podría haber mucho dinero (o exceso de liquidez) en una economía? Para el caso de Chile la respuesta es rápida: retiros y mayor gasto fiscal (ayudas) ¿Son malas per se estas políticas? Si bien para la primera los argumentos en contra podrían ser políticamente incorrectos, para la segunda, la repuesta es un clásico en economía: “depende”, de los montos, el tiempo que dure, a quiénes beneficia y cómo se le financia.
Así como el médico aplica un criterio técnico para lidiar contra la diabetes, una dieta con menos grasas y azúcares, pero no es responsable de la alimentación previa del paciente, el Banco Central aplica, por mandato, criterios técnicos para frenar la inflación, pero, tal como en el caso médico, tampoco se le puede responsabilizar por (todas) las decisiones que conducen a un brote de inflación. Si a un paciente adulto se le pide hacerse cargo de sus actos, también debería pedírsele a una sociedad madura.