Universidad Técnica Federico Santa María

Exestudiante de la USM moderniza sistema de embalaje para vinos chilenos de exportación

Por: Prensa

27 - septiembre - 2023

La ingeniera en Diseño de Productos Bárbara Acuña, elaboró una innovadora propuesta para la viña Santa Carolina ofreciendo una solución a los problemas de transporte internacional presentes en la industria de los vinos de gama alta.

Tiempo, espacio y recursos siempre escasean a la hora de generar un producto y la industria de los vinos premium no es la excepción. Como uno de los mercados con más potencial para nuestro país, las diferentes empresas que apuestan a generar vinos de exportación deben buscar soluciones prácticas para hacer de este un negocio lo más rentable posible.

Con estas dificultades en mente, la viña Santa Carolina recurrió a la exalumna de la carrera de Ingeniería en Diseño de Productos de la Universidad Técnica Federico Santa María, Bárbara Acuña, quien presentó una solución que podría darle un giro al negocio de los vinos premium tras diseñar un nuevo sistema de embalaje estandarizado para las cinco botellas más icónicas de la empresa.

“Es un proyecto que impacta en la industria vinícola porque cambia la perspectiva sobre cómo funciona el packaging”, señala la recientemente titulada ingeniera, quien explica que uno de los grandes problemas que enfrentaba la empresa nacional estaba relacionado con la dificultad del empaquetamiento de estos exclusivos vinos para su proceso de exportación, ya que estos deben viajar por vía marítima respetando todas las normativas y protocolos de seguridad sin, por supuesto, comprometer la calidad e imagen de su presentación y prestigio.

“El desafío evidenció varias problemáticas en esta línea de vinos de Santa Carolina”, comenta Acuña. “Por un lado, tener cajas diferentes para cada tipo de botella es complejo porque hay que tener el triple de espacio de almacenaje. Por otro, se trata vinos de producción manual, en contraste con el de la mayoría de otros productos que son de producción automática”, agrega.

Sumado a todos estos aspectos, la sansana explica que, evidentemente, no se puede dejar de lado que se trata de productos que apuntan a los más altos estándares en el mundo vinícola. “Se busca que el producto sea de alta calidad, y esto también debe reflejarse en el packaging”, añadiendo que estos vinos no son de consumo masivo, por lo que tener esas cajas diferentes para cada tipo de botella genera problemas de espacio de almacenaje, pérdida de recursos, y tiempo.

“El proyecto nació gracias al exalumno, Rodrigo Quinchavil, que trabaja en la viña y que nos contactó. El objetivo era estandarizar este packaging, enfocándose en los vinos Herencia, Luis Pereira, VSC, Don Silvestre y Neblus”, relata la ingeniera que luego sostiene que el proceso de observación presencial en las dependencias de la viña le permitió llegar con una solución práctica y que no solo pudiese resolver la problemática del espacio utilizado, sino que también del tiempo destinado al empaquetamiento de cada botella. “Tuve la fortuna de ir a la viña y ver la línea de producción, entender cómo se trabajaba y así proponer las mejoras en base a cómo se realizan las labores en el lugar”.

De esta manera es que se trabajó con planos inclinados y óvalos, en vez del estándar de círculos verticales, pues, como explica la profesional, “al inclinar el plano se termina con un óvalo y no con un círculo. Y eso permite sostener las botellas de diferentes diámetros”. Una solución a simple vista sencilla, pero que también está pensada para no ser del todo “invasiva” y que permita que, de alguna manera, los encargados de almacenar las botellas puedan hacer hacerlo a un mejor tiempo y con más facilidad. “El diseño final es parecido al que tenían previamente para que quienes empacan las botellas pudiesen adaptarse rápidamente a las mejoras”, asevera Acuña.

 

Problemas reales, soluciones reales

Por el momento, el nuevo sistema de embalaje de vinos premium se encuentra aprobado en su primera etapa por la viña Santa Carolina, pero según explica Bárbara Acuña, aún falta hacer las pruebas de los prototipos y hacer un plan piloto para ver cómo este sistema cumple en condiciones reales. “El diseño está y el problema base fue resuelto, aunque siempre pueden hacer nuevas dificultades”.

No obstante, la reflexión más relevante que realiza Bárbara ante el proyecto es el potencial además considera que, “es una industria potente en Chile y que tiene visibilidad en el mundo. El vino chileno ya tiene una buena valoración internacional, por lo que ofrecer estos productos en un sistema de embalaje con un alto nivel de ingeniería añade un gran plus”.

Por lo demás, la ingeniera está segura de que, aunque este sistema de packaging fue diseñado para este conjunto de botellas en particular, “puede ser adaptado a otros modelos de diferentes dimensiones”, e incluso tiene “un alto potencial, incluso con otras viñas”.

Esta visión la comparte el doctor Roberto Durán, jefe de carrera del Departamento de Ingeniería en Diseños del Campus San Joaquín, quien sirvió como consultor y supervisor en el proyecto y que destaca por sobre todas las cosas que lo más importante de la propuesta ofrecida por Bárbara es que se trata de un proyecto “real, por tanto debe lidiar con las condiciones que impone esa realidad”.

“Nos acercamos a la industria nacional que tiene problemas. Resolvemos sus problemas para que nos traigan más problemas, entregándoles más profesionales con la versatilidad de enfrentarse a su realidad”, asegura el doctor Durán, y explica que “uno puede hacer mil innovaciones, pero el mercado generalmente no las permite. Por ejemplo, no podemos modificar las características básicas del embalaje, porque debe cumplir con las normativas estandarizadas para navegar en el océano”.

En ese aspecto, Durán asegura que es beneficioso, tanto para la universidad como para las empresas del rubro, trabajar en este tipo de iniciativas pues “nos acerca a la industria. El nombre de la carrera, Ingeniería en Diseño de Productos, suele vincularse al diseño industrial o a la arquitectura, dejando de lado nuestra esencia de ingenieros, quienes utilizamos el conocimiento científico de manera sistemática al diseñar y mejorar productos”.

Coincidiendo con los dichos del profesor, Bárbara añade que, efectivamente, su propuesta “mejoró sustancialmente el orden en la viña, ahorrando un tercio del espacio utilizado en el embalaje, así como también redujo el tiempo de embalaje”.

En ese aspecto, la ingeniera considera que, finalmente, estos trabajos en conjunto refuerzan el impacto positivo que tiene la universidad para con los negocios nacionales. “Generar estos vínculos con la industria abre puertas para otros proyectos para la carrera de IDP en el mundo vinícola. Hay muchas más formas de incorporar la ingeniería a los procesos de producción”, asegura Acuña.

 

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