Columna de Rhoddy Viveros, profesor del Departamento Electrónica e Informática.
En un mundo cada vez más agitado, es imperativo dirigir nuestra atención hacia aquellos para quienes el ruido no es solo una molestia, sino un verdadero desafío. Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) pueden experimentar hipersensibilidad auditiva y enfrentar diariamente un entorno que les es inherentemente hostil. Esta condición no es un mero inconveniente; es una barrera que intensifica la ya desafiante tarea de navegar por un mundo diseñado sin considerar sus necesidades. Los sonidos que para muchos son parte del trasfondo cotidiano, como el bullicio de una cafetería o la bocina de los autos, pueden ser para ellos insoportablemente agobiantes, hasta el punto de causarles dolor físico o ansiedad extrema. Esta realidad no solo limita su capacidad para interactuar en espacios públicos y sociales, sino que también afecta su desarrollo y ejercicio de habilidades comunicativas básicas como la comprensión de habla.
Considerando que la prevalencia mundial del TEA ha ido en aumento, surge una pregunta crucial: ¿debería ser responsabilidad exclusiva de los profesionales del área médica ocuparse del TEA, o es una responsabilidad transversal a todas las áreas? En este contexto, ¿cuál es el rol de los ingenieros? ¿Habrá algo que podamos hacer?
Como ingeniero especializado en psicoacústica, realidad virtual e inteligencia artificial (IA), encuentro fundamental explorar cómo podríamos contribuir, desde nuestras áreas de experiencia, a mitigar esta dolencia. Con el gran desarrollo actual de las tecnologías, se podría avanzar en ayudas específicas para personas con TEA con hipersensibilidad.
Nuestra responsabilidad como sociedad es asegurar que nadie quede atrás. Y los ingenieros no podemos restarnos suponiendo que este problema es resorte de otras áreas de la ciencia. A través del trabajo colaborativo y la innovación, sí es posible mejorar la calidad de vida de las personas con TEA que sufren de hipersensibilidad auditiva. Esto es, sin duda, un ejemplo muy específico, pero se puede extender a múltiples casos y los muchos problemas que enfrentan los usuarios con TEA (comunicación, hiper-hipoactividad, sensoriales, etc.) y a otros diagnósticos también. Solo cuando todos nos involucremos, encontraremos soluciones integrales para los problemas del mundo actual.