En California, EEUU, a principios de enero 2025 grandes incendios consumen miles de hectáreas y cientos de casas, incluidas algunas mansiones millonarias de las estrellas de cine. Se trata de un territorio muy rico de la economía más grande del mundo, que se supone debiese estar preparada y alerta ente estos desastres, dado que no es el primero. Pero no, hay más gente, hoy 40 millones, más desarrollo inmobiliario, el nuevo clima está desatado, temperaturas y vientos nunca vistos. Con todo aquello el fuego pereciera es y será algo que para nada dominamos.
Chile, con un territorio más pequeño, también afectado por el cambio climático, con 20 millones de habitantes muy concentrados en el centro del país, pareciera ser un territorio propicio para replicar las circunstancias de California.
Los últimos grandes incendios en la V Región, Chile, con más de un centenar de muertos y miles de viviendas calcinadas, definen claramente la amenaza y dejan, además, claro que los sistemas institucionales asociados al combate del fuego, Bomberos y CONAF, más los recursos del gobierno regional, los municipios, no logran evitar, detener, enfrentar adecuadamente la tragedia que significa un territorio arrasado por el fuego, las pérdidas de vidas humanas, animales domésticos, las pérdidas materiales, y las pérdidas en biodiversidad animal y vegetal. Las experiencias, en su mayoría traumáticas, todas de origen antrópico, descuidos e intensionales, indican que para enfrentar los incendios se requiere sumar todo el equipamiento disponible del estado, los municipios, ojalá sinérgicamente, a una ciudadanía, educada, entrenada y activa.
El fuego:
Entender básicamente al fuego entrega todos los conceptos para enfrentarlo: El fuego siempre necesita que ocurran tres cosas simultáneamente:
.-La primera es que debe disponer de combustible, en el caso urbano, son el pasto seco, la basura, las hojas y ramas de los arbustos y árboles, las telas, cortinas, todos los plásticos, la ropa, los colchones, las cortinas, los sillones las alfombras, papeles y cartones, las maderas, balones de gas, depósitos combustibles como la parafina, derivados del petróleo, leña. Vale decir, visto desde la ciudadanía, el combustible está allí, dentro y fuera de las casas.
.-La segunda es la temperatura, el fuego sólo enciende si el combustible “piroliza”, una cuestión fisicoquímica, que implica gasificación de elementos combustibles, es la temperatura adecuada la que hace que los combustibles gasifiquen, y es el gas producido el que se oxida intensamente generando la llama visible que todos conocemos como fuego. De hecho, por ejemplo, es la pirolisis de las hojas resinosas de pino y eucaliptus la que hace que el fuego explote en la copa de los árboles y avance vertiginosamente con el viento.
.-La tercera, es la disponibilidad de aire, más exactamente de oxígeno, el 21% de nuestro aire más puro, esto es la ventilación disponible, es el oxígeno el que permite la oxidación rápida, exotérmica, del gas combustible. Es esa rápida oxidación la que se visualiza como la llama. El color indica la temperatura, fuegos de baja temperatura se ven rojos, naranjas, amarillos y los de alta temperatura se ven azules (como en la cocina a gas). Violeta, ya es una llama de altísima temperatura, como en un soplete de soldar.
Por lo tanto, simplificando, para que exista fuego, primero debe haber combustible, luego temperatura para que pirolice el combustible, y finalmente oxígeno para que el gas de esa pirolisis se oxide produciendo la llama visible. Si al fuego le falta alguno de los tres ingredientes, combustible, temperatura o ventilación, oxigeno, la llama se apaga. Eso lo saben todos los bomberos y sistemas anti-fuego de todo el mundo.
Por ello, para evitar un incendio, se despeja el lugar de combustibles, por ejemplo, al despastar, recoger las hojas o la chamiza de ramas caídas, también se puede mantener húmedo, usando agua, también se debe evitar que las chispas de nuestras máquinas toquen las masas combustibles (soldaduras al arco, acetileno, uso de esmeriles, motores, encendedores, cigarros).
Se evita el oxígeno cubriendo con tierra, arena, membranas, espumas especiales, polvos de extintor, cubriendo el fuego o golpeando las llamas con ramas, también el agua ayuda en esto, pero el principal efecto de agua líquida (siempre a menos de 100°C) es enfriar el combustible y es la estrategia más usada por los bomberos contra las llamas…pero este recurso no siempre abunda ni está disponible en las emergencias.
Hasta aquí una muy breve y ejecutiva descripción sobre que es el fuego, como se produce y como se extingue.
El asunto principal de este escrito es llamar la atención sobre la necesidad que la ciudadanía, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, conozcan esta información educativamente, con organización con los elementos para prevenir el fuego y a su vez, atacar el fuego cuando se acerque o llegue a sus casas, actuando de modo colaborativo, con entrenamiento ciudadano ojalá con coordinación con las fuerzas institucionales, que como esta demostrado en los últimos incendios de California y Chile, han hecho un trabajo titánico, pero que no ha podido evitar la tragedia.
Como se demostró en Viña del Mar, en una pequeña comunidad de habitantes, previamente capacitada y entrenada, habiendo despejado preventivamente de matorrales y pastos un entorno de 50 m con un equipamiento mínimo, pudieron evitar perder sus casas en un incendio que arrasaba con todo, teniendo agua almacenada, usando mochilas individuales de agua a presión manual, herramientas de jardín, corriendo toda la noche, apagando la pavesas de fuego que traía el viento (ramas y hojas encendidas volando) y los inicios de llamas locales, todo esto rodeados de un infierno, provocado artificialmente, que costó 136 vidas humanas.
Este caso específico, nos demuestra que una comunidad de ciudadanos organizada, educada y entrenada puede ayudar a evitar, minimizar, controlar un fuego que amenaza sus viviendas.
Esto significa un enorme esfuerzo que debe realizar el Estado de Chile, sus intendencias gobernaciones y municipios, en preparar realmente a los habitantes para colaborar en evitar los posibles incendios y una vez declarados estos, que pueden viajar kilómetros en minutos, ser capaces de proteger sus barrios, sus casas e infraestructuras, de un modo activo, coordinado, instruido y seguro.
Los incendios vienen, la V Región de Chile es una gigantesca reserva de combustibles vegetales incontrolados, hay una sequía que se arrastra por 20 años, hay expansión inmobiliaria también descontrolada hacia terrenos agrícolas, hay hectáreas de tomas muy precarias e ilegales, hemos descubierto delincuentes, pirómanos, asesinos de cientos de ciudadanos, en las propias entidades encargadas de protegernos del fuego, hemos tenido también tragedias por descuidos de soldadores y esmeriles, por fuegos de campamento no controlados, chispas del tendido eléctrico, por quemas agrícolas, que debiesen estar absolutamente prohibidas, por el descuido de colillas de cigarro, fuegos artificiales, chispas de vehículos, descuidos domésticos, etc. El 99 % de los fuegos ocurridos tienen origen antrópico. La ciudadanía debe participar, equipada, activa educadamente, en evitar y controlar los incendios y debemos lograr una coordinación entre las entidades a cargo de protegernos y el habitante organizado.
