Nicolás Jara, jefe de carrera de Ingeniería Civil Telemática, explica la importancia del plan nacional impulsado por el gobierno y las regulaciones ecológicas que deben considerarse para reducir su impacto ambiental.
Un intenso debate ha generado el anuncio del Plan Nacional de Data Centers, iniciativa liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, que si bien busca impulsar la modernización y digitalización de las tecnologías nacionales también suscita preocupación en torno al impacto ecológico que tendría la instalación de 28 nuevos centros de datos.
En relación a esta iniciativa, Nicolás Jara, académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, asegura que será una forma de consolidar una posición que Chile viene ganando desde hace algunos años. En ese aspecto, Jara señala que en el país ya existen 22 de estos centros construidos en distintas regiones y es, junto a Brasil, la nación sudamericana más relevante en dicho ámbito.
“La infraestructura digital ha incrementado en nuestro país porque Chile es considerado un punto de acceso a nivel internacional”, señala Jara, añadiendo que esto implica una serie de beneficios tanto económicos como tecnológicos. “Es una oportunidad de inversión importante ya que son data centers de empresas extranjeras, por lo que hay un gran flujo de capital hacia el país, y la mantención de los mismos es relevante a nivel de generación de empleos porque son instalaciones de gran envergadura”.
Y es que no se trata de una inversión menor. Según datos entregados por el mismo MinCiencia, se calcula que el costo de la construcción de estos centros es de aproximadamente 2,5 millones de dólares. Dicha inversión representa un atractivo para grandes compañías de la industria TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), así como acuerdos entre los sectores estatales y privados que incluye a grandes creadores de contenidos y de infraestructura digital, como Amazon, Google o Meta, quienes ya han estado trabajando con nuestro país de una manera que Jara califica de “bastante satisfactoria”, debido a “una economía nacional y una posición tecnológica beneficiosa para la industria”.
De igual manera, explica que “desde hace tiempo Chile es considerado como un HUB digital, es decir, un centro de interés tecnológico para la región. Esto implica que las empresas internacionales consideran a Chile como un buen lugar para instalarse y proveer servicios tecnológicos gracias a su significativa infraestructura de redes de internet”.
En ese sentido, el también profesor y jefe de carrera de Ingeniería Civil Telemática de la USM sostiene que el que Chile sea un HUB tecnológico se ve también reflejado en las iniciativas que involucran al país en la conectividad global, como el proyecto Troncal Submarino Austral, el primer cable submarino de fibra óptica hacia la Antártica chilena, o el cable Humboldt, que trazaría un cable de fibra óptica submarino entre Sudamérica y el Asia-Pacífico.
Pese a todos los beneficios que implicaría la construcción de estos data centers en el país, existe una serie de contraindicaciones que preocupan a algunos expertos, principalmente por el alto consumo energético que implica el mantener estas instalaciones y los sistemas de enfriamiento que evitan sus fallos por sobrecalentamiento. “Su consumo energético es bastante grande, ya que se trata de miles de servidores encendidos las 24 horas del día y los siete días de la semana, los que almacenan grandes cantidades de información o gran capacidad de computo”, detalla Jara.
En ese aspecto, el académico USM señala que la iniciativa planteada por el gobierno e, incluso otros proyectos a futuros, siempre deben considerar los estándares medioambientales actuales, beneficiando el uso de energías limpias, como paneles solares, como el instalado por la Minera Doña Inés Collahuasi en 2023.
Pero la alimentación no es el único problema. Tal como detalla el profesor Jara, estas estructuras, al usar mucha energía y estar siempre encendidas, se calientan, por lo que requieren de sistemas de enfriamiento potentes. “Se habla mucho del consumo de agua porque uno de los sistemas de enfriamiento que se utiliza normalmente en estos casos es precisamente el agua. Hay que ser claros: la climatización de los servidores para evitar que fallen por sobrecalentamiento considera varias posibilidades de sistemas de enfriamiento”.
Jara agrega que existen los sistemas de aire acondicionado como método de climatización, aunque estos normalmente se utilizan centros pequeños. Para las estructuras más grandes efectivamente los más comunes sí utilizan agua, lo que a priori puede significar un problema en un país que sufre escasez hídrica. No obstante, Jara asegura que “todo depende de cómo se construyan estos circuitos de enfriamiento”.
“Dentro de los sistemas de enfriamiento hay circuitos cerrados de agua que funcionan tal como los refrigeradores. Este consumo es únicamente el necesario para rellenar la instalación y si el sistema funciona bien y no hay ninguna fuga, no debiese ser necesario rellenarlo, por lo que no habría consumo de agua constante como, por ejemplo, en la minería, donde los circuitos son abiertos y el agua corre durante largos periodos para enfriar las calderas”, concluye el académico.