Chihau Chau profesor del Departamento de Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María y Mentor del Instituto 3IE.
Una verdadera sorpresa fue para el profesor Chihau Chau, ingeniero civil Informático, profesor del Departamento de Informática de la USM, cofundador de la empresa de soluciones tecnológicas QBO y mentor de la Red de Mentores 3IE, recibir una medalla como reconocimiento a su participación en la realización del software que permitió que Ingenuity, el pequeño helicóptero que iba adosado al Rover Perseverance, pudiera volar en la atmósfera de Marte en una misión de la NASA.
A través de su aporte realizado en GitHub, el mayor repositorios de proyectos de softwares de código abierto, Chau contribuyó a la importante misión.
Pese a su ajetreada agenda, accedió a conversar para dar a conocer lo que, para muchos, es una inesperada aventura.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajo para colaborar con estos códigos?
“Uno no se imagina que desde su casa puede estar escribiendo códigos para un helicóptero que va a estar volando en Marte. La NASA hace mucho tiempo está ocupando códigos abiertos -software creados por varias personas para distintos proyectos y objetivos- los que utilizan para implementarlos en sus proyectos”.
Respecto de la distinción, el profesor cuenta que “hace tiempo que no entraba al repositorio de códigos Github y tuve que acceder para subir un encargo de unos alumnos de la Universidad. Allí encontré una insignia que decía que mi código estaba siendo usado por la NASA en una misión en Marte y que por tal razón me entregaban el reconocimiento”.
¿Cuál es la motivación para aportar en estos códigos?
“La principal es aprender y contribuir a un proyecto que muchos también usan. Yo vivo de escribir software, pero muchos de estos se basan en otras aplicaciones, y esas aplicaciones son de código abierto. Por ejemplo, yo hago clases en la USM de Desarrollo para Aplicaciones de celular y en los teléfonos Android, el código está basado en el núcleo Linux, que es el proyecto al cual contribuí, y ahora ese software no está solamente corriendo en los bolsillos de muchas personas, sino que también está en Marte”.
Y continúa, como si estuviera en plena clase: “Más de 12 mil colaboradores son los que han sido parte para este proyecto y la principal motivación es aportar con un granito de arena a un proyecto porque me gusta. Lo hago porque hay una comunidad detrás, hay gente aportando, pueden ser cambios muy simples o muy complejos, pero lo importante es atreverse y tener la motivación para hacer lo que nos gusta”.
¿Es importante motivar a los estudiantes y mentees a llegar más allá y realizar colaboraciones como estas?
“Sí, hay muchas cosas que se pueden aprender, hay mucha gente involucrada, muchas veces muy capos, y una alternativa muy recomendada para los desarrolladores es involucrarse en comunidades de desarrollo de código abierto, porque así uno va aprendiendo y se pueden escribir códigos desde el escritorio de nuestras casas. Sólo se necesita un computador, una silla y conexión a internet, eso es todo”.
¿Hay potencial en la USM para seguir generando este tipo de aportes?
“Por supuesto. De hecho, hay muchos profesionales y estudiantes en la Universidad que están aportando en códigos abiertos; uno no se imagina todas las personas que están escribiendo estos códigos de los que todos nos vemos beneficiados. No todos saben lo que hay detrás de los sistemas; funciona como magia, pero al final esa magia tiene una receta y esa es el código. La gracia es que todos podemos ver cómo está hecha y cómo podemos modificarla, contribuir y hacerla mejor”.
«Este software, este código, se puede usar en muchas partes. Eso demuestra que el código abierto es el camino para el desarrollo de la humanidad».