El arquitecto Christopher Tapia se desempeña como coordinador de proyectos en la Fundación Enric Miralles, donde lidera exposiciones, talleres y actividades académicas orientadas a mantener vigente el pensamiento y el proceso creativo de uno de los referentes de la arquitectura contemporánea española. Conoce más sobre su historia en el tercer capítulo de “Mentes sin Fronteras”.
Desde Barcelona, Christopher Tapia ha construido una trayectoria profesional que combina arquitectura, gestión cultural y divulgación. Formado en la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), hoy es parte de la Fundación Enric Miralles, institución dedicada a preservar, estudiar y proyectar el legado del reconocido arquitecto catalán, a través de actividades abiertas a públicos diversos y de una estrecha vinculación con universidades y el mundo académico.
Su trabajo se desarrolla en un edificio histórico del siglo XIX, adquirido por Enric Miralles y Benedetta Tagliabue para trasladar su estudio de arquitectura. En este espacio conviven el archivo de maquetas del estudio, la Fundación Enric Miralles y el actual estudio EMBT, lo que permite articular investigación, creación contemporánea y difusión patrimonial en un mismo lugar.
Como coordinador de proyectos, Christopher está a cargo del diseño y ejecución de exposiciones, ciclos culturales y workshops universitarios. Su labor abarca desde la conceptualización de las muestras hasta la planificación, el montaje y la difusión de cada actividad. “Mi rol es coordinar todo el proceso, desde la idea inicial hasta que la exposición se abre al público y genera diálogo con la ciudad”, explica, destacando el carácter colaborativo del trabajo entre la Fundación, el estudio de arquitectura y el área de comunicaciones.
Uno de los ejes centrales de su quehacer es transmitir el impacto del proceso creativo de Enric Miralles, más allá de sus obras construidas. Para Tapia, el legado del arquitecto radica en su forma de pensar la arquitectura: un método basado en el dibujo, el collage y la experimentación manual como herramientas para entender el lugar. “Para Enric, pensar y dibujar era lo mismo, y ese proceso sigue siendo clave en el estudio y en la Fundación”, señala.
Esa mirada se refleja en exposiciones como Tramas de la Memoria, una muestra que recorre el diseño de mobiliario de Miralles a través de maquetas, collages y libros desplegados en el espacio expositivo, invitando al visitante a recorrer la obra de forma activa y en movimiento. La exposición es también un ejemplo de cómo la Fundación busca acercar la arquitectura a públicos no especializados, integrando experiencia espacial, lectura y reflexión.
La formación recibida en la USM ha sido fundamental para desempeñar este rol híbrido entre arquitectura, planificación y comunicación. Christopher destaca especialmente la disciplina, la exigencia académica y la combinación entre creatividad e ingeniería que caracterizan a la escuela. “Ese mix entre lo técnico y lo creativo es algo que hoy aplico directamente en la coordinación de proyectos y en la planificación de actividades culturales”, afirma.
Tras egresar, trabajó en el ámbito municipal en Chile y luego decidió continuar su formación en urbanismo en Europa, cursando un máster en Barcelona y Venecia. Esa experiencia amplió su visión del diseño, incorporando la lectura del territorio, los ciclos naturales y el contexto urbano como capas fundamentales del proyecto arquitectónico.
Radicado en Barcelona, reconoce que uno de sus mayores desafíos ha sido iniciar una carrera profesional desde cero en otro país. Sin embargo, ese proceso le permitió encontrar un espacio donde convergen sus intereses por la arquitectura, la comunicación y el trabajo con comunidades. A futuro, proyecta seguir vinculado a la difusión arquitectónica y explorar con mayor profundidad la docencia como un espacio de experimentación y reflexión constante.
Puedes conocer la historia de Christopher Tapia en el quinto capítulo de Mentes sin Fronteras, una iniciativa de la USM que busca visibilizar el impacto global de sus egresados.


