Formado como ingeniero civil mecánico, Víctor Schilling ha construido una trayectoria internacional en BASF, donde actualmente se desempeña en la gestión de materias primas y procesos orientados a la sustentabilidad y la reducción de la huella de carbono. Conoce más sobre su historia en el segundo capítulo de “Mentes sin Fronteras”.
Desde São Paulo, Brasil, el exalumno de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), ingeniero civil mecánico Víctor Schilling, desarrolla una carrera enfocada en enfrentar uno de los grandes desafíos de la industria química: reducir la huella de carbono de sus productos y avanzar hacia procesos más sostenibles para BASF, una de las mayores empresas química del mundo, después de haberse integrado a la compañía en nuestro país.
BASF atiende a una amplia diversidad de sectores productivos, entre ellos agricultura, soluciones para tecnología de superficies, químicos básicos, materiales y soluciones industriales, además de productos de cuidado personal y del hogar. En este ecosistema, Schilling ha pasado por distintas áreas, hasta llegar a su función actual en el área de compra de materias primas para los sitios productivos de América Latina. “Ha sido una secuencia de desafíos nuevos: pasé por marketing, ventas, reciclaje mecánico, experiencia de clientes, y hoy estoy en compras de materias primas. Cada cambio ha implicado aprender algo totalmente distinto”, relató.
Uno de los ejes centrales de su trabajo está estrechamente ligado a la sustentabilidad. BASF se ha propuesto alcanzar la carbono neutralidad al año 2050, objetivo que ha impulsado cambios profundos en su matriz energética, sus procesos productivos y, especialmente, en la forma en que se gestionan las materias primas. Aproximadamente el 70% del peso total de la huella de carbono de los productos, explica Víctor, proviene justamente de estas materias. “Lo que estamos haciendo es solicitar a nuestros proveedores que nos entreguen las emisiones de carbono de los productos que compramos. Parece una pregunta simple, pero muchas empresas ni siquiera tienen un área de sustentabilidad, así que debemos acompañarlas en el proceso”, señaló.
Para avanzar en este propósito, BASF desarrolló una metodología de cálculo de huella de carbono basada en la norma ISO 14067 y en la iniciativa global de la industria química Together for Sustainability (TFS). Esto permite estandarizar criterios y asegurar que los datos sean auditables y comparables. “Es un proceso de educación, de hablar un mismo lenguaje técnico y de construir soluciones conjuntas. Este es un camino que no tiene vuelta atrás, porque los clientes y el mercado quieren saber cuántas emisiones tiene cada producto para poder tomar decisiones coherentes”, afirmó. Al mismo tiempo, subraya que la compañía no recurre a compensaciones de CO2. “Las reducciones que buscamos son efectivas, ya sea en los procesos o en las materias primas, no a través de proyectos de compensación en otros lugares”.
Parte de esta labor se articula en el Centro de Experiencias Científicas y Digitales de BASF, espacio donde se conecta a clientes, proveedores, universidades, startups y aceleradoras para desarrollar innovación en conjunto. Allí se exploran soluciones que integran ciencia, tecnología y transformación digital para distintos sectores productivos. “Este espacio busca acercarnos a todo el ecosistema de BASF y conectar actores que permiten que la innovación avance. Entendemos que la innovación no nace solamente en un laboratorio”, destacó.
Su decisión de vivir una carrera internacional se remonta a sus primeras experiencias fuera de Chile. Durante su formación en la USM realizó un intercambio académico y profesional en Alemania, instancia que reafirmó la solidez de su formación. “Me di cuenta de que el nivel de la Santa María era muy bueno. No tenía ningún problema para estar a la par con personas de distintos países”, recordó. El rigor académico y el trabajo con su grupo de estudio fueron claves para construir las bases de su desarrollo profesional.
A lo largo de su trayectoria ha valorado el rol que tuvo la comunidad sansana en sus años de estudio. Recuerda especialmente el acompañamiento de sus compañeros, que también fueron su grupo de amistad. Esa experiencia, sostiene, fortaleció habilidades esenciales para desenvolverse en entornos colaborativos de alta exigencia, como el que enfrenta hoy en una industria global.
Mirando hacia el futuro, Schilling proyecta continuar creciendo en el ámbito corporativo y vinculado a la sustentabilidad, sin descartar un eventual regreso a Chile o la posibilidad de dedicarse a la docencia. “Me encantaría ser parte de las nuevas generaciones de profesionales y contribuir a crear este nuevo futuro y este nuevo mundo”, expresó.
Conoce más sobre la trayectoria de Víctor Schilling en el segundo capítulo de la nueva temporada de Mentes sin Fronteras.
