25 de noviembre: El derecho a una vida sin violencia

Por Pamela Soto (USM); Karin Berlien (UV); Yesika Herrera (PUCV); Ana Timm (UPLA)

Comisión de Igualdad de Género CRUV.

25 - noviembre - 2025

Las universidades del Consejo de Rectores de Valparaíso han trabajado juntas en los desafíos que implica la implementación de la Ley 21.369, asumiendo que nuestras instituciones son un agente activo para erradicar la violencia de género. Los marcos normativos que entregan las Políticas Públicas permiten profundizar en los resguardos de derechos, y por ello valoramos que el año 2024 se promulgara la Ley 21.675 que busca erradicar la violencia contra las mujeres por motivos de género. Esta normativa complementa los procesos iniciados, estableciendo un tejido normativo que entrega mayor seguridad a los avances en igualdad de género en el país.

Sin duda, erradicar la violencia de género es un proceso complejo, porque ésta considera múltiples expresiones, que pueden ir desde humillaciones hasta el maltrato físico o la muerte. El informe del año 2024, de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, reporta que un 86,3% de quienes denunciaron delitos sexuales fueron mujeres, mientras que el 95,1% de los agresores fueron hombres, y por ello debemos entender – de acuerdo con la escritora argentina Rita Segato – que este fenómeno se sustenta en un orden político que organiza jerarquías de género que distribuyen el poder de manera desigual, pero que por lo mismo podemos transformar, asumiendo que toda expresión de violencia vulnera derechos y producen efectos profundos en quienes las padecen de forma directa e indirecta, dañando a la comunidad, en tanto, erosionan vínculos de convivencia que deberían sostener relaciones de igualdad, respeto y dignidad.

Nuestro compromiso como instituciones de educación superior es actuar desde la prevención, porque valoramos el poder transformador de la educación y la importancia de un trato respetuoso e igualitario para el desarrollo de las personas. Sabemos, sin embargo, que este desafío no es sencillo, pues la violencia por razones de género forma parte de dinámicas estructurales de nuestra cultura e incluso de prácticas normalizadas hasta hace pocos años. Por ello, los espacios educativos que habilitan las universidades son fundamentales: permiten no sólo comprender el diagnóstico, sino también avanzar y monitorear los mecanismos y dispositivos para impulsar la transformación social y cultural que exige una sociedad con igualdad de género. Así como también asumir con responsabilidad la implementación de medidas cuando se identifican prácticas que vulneran derechos, cumpliendo con el resguardo y reparación de las víctimas. Por eso, este 25 de noviembre nos sumamos con convicción a la conmemoración del Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, porque proteger la igualdad como derecho humano también mejora la calidad de vida de la sociedad en su conjunto.

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