Hace ya más de 100 años, Federico Santa María Carrera plasmó en su testamento la voluntad de regalar a su ciudad Valparaíso y a nuestro país una institución capaz de impulsar el desarrollo nacional a partir de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática, antes que el mundo hablara siquiera de la educación STEM. Hoy reafirmamos su legado visionario, fortaleciendo la vocación que nos ha permitido formar y dar oportunidades a las y los miles de estudiantes y profesionales que han pasado por nuestras aulas.
En la historia, el desarrollo de la educación en STEM ha estado marcado por la necesidad de responder a los grandes desafíos de cada época, desde el mundo antiguo hasta el Renacimiento y la Revolución Industrial. Más recientemente, durante el siglo XX, también fue clave para el desarrollo de la carrera espacial, la revolución digital y la transformación de la economía mundial. Chile enfrenta hoy sus propias carreras espaciales: minería sostenible, transición energética, adaptación al cambio climático, soberanía digital e inteligencia artificial. Son desafíos que requieren conocimiento técnico, creatividad e innovación con propósito.
En la última década, la enseñanza STEM se ha consolidado como una prioridad educativa en el mundo. Organismos internacionales como UNESCO y la OEA han impulsado su expansión para asegurar que los países cuenten con el talento necesario para competir, progresar y generar bienestar. Hoy, desarrollar esas habilidades científicas y tecnológicas es una oportunidad y una necesidad para abrir puertas y construir equidad, como lo demuestra el que el 90% de nuestras y nuestros exalumnos obtiene empleo o emprende durante el primer año desde su titulación.
Esto es especialmente relevante si consideramos que nuestra comunidad representa el talento diverso de Chile: la mayoría de nuestros estudiantes son de regiones, muchos de ellos y ellas son primera generación universitaria y cada año más mujeres eligen carreras científico-tecnológicas.
Los países que apuestan por el talento avanzan hacia un futuro más sostenible e inclusivo. Debemos seguir profundizando ese camino: un Chile donde niñas y niños de todas las regiones puedan elegir su proyecto de vida y liderar las tecnologías que definirán el mañana.
Es por eso que ayer, en el Día Internacional de la Educación STEM, reafirmamos como Universidad Técnica Federico Santa María que nuestra vocación es formar a quienes transforman el conocimiento en soluciones concretas para la sociedad. Cada proyecto de investigación, cada emprendimiento tecnológico, cada innovación desarrollada por nuestra comunidad son la evidencia de que la ciencia y la tecnología deben ser herramientas para mejorar la vida de las personas.


