Durante la ceremonia de clausura se hizo entrega de sus certificados de participación a los 60 escolares.
Durante ocho sesiones, escolares de la región del Biobío se sumergieron en el mundo de la programación a través de los Talleres de la Fundación Mustakis realizados en la Sede Concepción de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Estos talleres no solo fueron una introducción a la tecnología, sino también una plataforma para que los jóvenes desarrollaran sus habilidades, trabajaran en equipo y superaran desafíos, mientras se divertían aprendiendo.
Cristian Lara, Director del Departamento de Electrónica e Informática, que alberga la iniciativa, se refirió a la labor de las y los sansanos que cada sábado dictaron los cursos. “El éxito de estos talleres no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de las y los mentores y voluntarios que acompañaron a niñas, niños y jóvenes durante cada sesión. Su dedicación y compromiso fueron clave para que las y los escolares pudieran aprovechar al máximo esta experiencia educativa”, indicó.
Catalina Durán, coordinadora de los talleres y estudiante de Ingeniería en Informática de la USM, destacó la importancia de estas actividades en la formación integral de las y los jóvenes. “Como equipo, estamos muy orgullosos de todo lo que aprendieron. Estos talleres son un paso importante en la formación de futuros líderes, y estamos emocionados por ver cómo van a aplicar lo aprendido en sus futuros proyectos”.
En el taller de Robótica Educativa, 45 niños y niñas aprendieron a programar robots utilizando Arduino. Cada sesión presentó nuevos desafíos que permitieron a los estudiantes aplicar lo aprendido y resolver problemas de manera creativa y efectiva, enfoque que además de mejorar sus habilidades técnicas, también promueve el trabajo en equipo y la resolución colaborativa de problemas.
El taller de Videojuegos, que contó con la participación de 15 jóvenes, se centró en la creación digital a través de Scratch. Desde la lluvia de ideas hasta la conceptualización y el diseño gráfico, los participantes aprendieron todos los aspectos esenciales para desarrollar un videojuego, proceso que fomentó su creatividad y les permitió asumir roles específicos dentro de sus equipos, mejorando su capacidad de trabajar de manera organizada y cooperativa.
Bruno Ortiz, participante del taller de robótica, destacó especialmente la metodología de enseñanza de voluntarios y mentores. “Los talleres fueron increíbles. Me gustó mucho la atención que nos dieron, la ayuda y en especial la forma de enseñar. Logré aprender mucho, quedé muy contento”.