Columna de opinión del profesor, Enrique Calderón, director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la USM.
Cada 22 de abril, el Día de la Madre Tierra nos invita a una profunda reflexión sobre nuestra interacción con el planeta, subrayando la urgencia de adoptar prácticas sostenibles para proteger nuestro medio ambiente. Esta fecha no solo simboliza la lucha contra el cambio climático, la contaminación y la degradación de los ecosistemas, sino que también resalta nuestro deber colectivo de promover la armonía con la naturaleza.
El origen de esta celebración se remonta a 1970, cuando el senador estadounidense Gaylord Nelson propuso por primera vez, la idea de un día dedicado a la conciencia ambiental. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma global para la acción climática y la defensa de nuestro planeta. En 2009, las Naciones Unidas oficializaron este día, reconociendo su importancia en la agenda internacional.
En el contexto actual, la perspectiva sobre la Madre Tierra abarca tanto preocupaciones globales como locales. Investigaciones recientes resaltan la necesidad de otorgar derechos a la naturaleza en el diseño de políticas públicas, como lo ejemplifica el caso del Mar Menor en España. Este enfoque innovador demuestra un cambio significativo en nuestra comprensión de la responsabilidad ambiental y la necesidad de proteger los ecosistemas vulnerables.
La educación juega un papel fundamental en este proceso de cambio. En disciplinas como la Ingeniería de Prevención de Riesgos, se promueve una visión integral que abarca desde el cumplimiento de normativas hasta la implementación de tecnologías limpias. Los profesionales en este campo están capacitados para desarrollar estrategias que no solo protejan el medio ambiente, sino que también promuevan la sustentabilidad en todas las áreas de actividad humana.
Sin embargo, la concienciación y la acción no deben limitarse al ámbito profesional. En nuestras vidas diarias, podemos adoptar prácticas sostenibles que contribuyan a la conservación de la Madre Tierra. La economía circular, por ejemplo, ofrece un enfoque innovador para reducir el desperdicio y maximizar el uso de recursos. Asimismo, la conservación de la biodiversidad y la adopción de energías renovables son pasos cruciales hacia un futuro más verde y equitativo.
En última instancia, el Día de la Madre Tierra nos recuerda que todos tenemos un papel que desempeñar en la protección de nuestro planeta. A través de la educación, la participación y el compromiso activo, podemos trabajar juntos para enfrentar los desafíos ambientales y construir un futuro sostenible para las generaciones venideras. Es hora de actuar con determinación y solidaridad en defensa de nuestro hogar común.
Revisa el texto completo en la página del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos.