Laboratorio de Agrobiotecnología de la USM, dirigido por la Dra. Marcela Carvajal, logró aislar un grupo de bacterias nativas que tienen la capacidad de reducir el algodón.
Impactantes fueron hace un par de años las imágenes que circularon por distintos medios de comunicación sobre toneladas de ropa desechada en el desierto de Atacama, las que lejos de ir disminuyendo, en la actualidad, continúan creciendo producto de la conocida moda rápida o lowcost.
Motivada por esta realidad y buscando la posibilidad de atender esta urgencia en el norte de Chile, la investigadora del Laboratorio de Agrobiotecnología de la Universidad Técnica Federico Santa María, Dra. Marcela Carvajal, comenzó a trabajar junto a su equipo la idea de encontrar un bioproducto que lograse degradar textiles. Pero antes, sondeó este problema a nivel regional y se comunicó con diversas municipalidades de la zona como Quilpué, Villa Alemana, Casablanca y Valparaíso con el fin de “conocer la realidad con los residuos textiles en la zona, llegando a la conclusión que este era un problema transversal, por lo que levantamos un proyecto interno USM de Innovación Tecnológica que comenzó a ejecutarse el año pasado”, indicó.
De esta forma, gracias a la iniciativa lograron aislar un consorcio microbiano o agrupación de bacterias que encontraron en el mismo desierto de Atacama, con el cual degradaron el algodón que se encuentra en varias telas, reduciendo así los tiempos de degradación natural.
En cuanto a los avances del proyecto, la Dra. Carvajal precisó que en la actualidad están caracterizando las bacterias, viendo el tema de la propiedad intelectual y calculando los tiempos de degradación que, gracias a los experimentos, alcanzan aproximadamente un mes aplicando el bioproducto, “en condiciones de vertederos la degradación puede demorar más de un año y en condiciones in vitro en laboratorio hay reportes que demora entre 5 y 6 meses, lo que se acelera de manera notable cuando se le aplica biotecnología y microorganismos que tienen la capacidad de degradar. Hemos visto que in vitro en un mes hay una degradación igual o superior al 50% de la tela (peso total de tela), por ejemplo”.
Y para que este proyecto esté ligado a la economía circular, la investigadora explicó que recientemente postularon a un Fondef (Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, Anid), donde la idea es – además de la degradación del textil de algodón utilizando el bioproducto – consolidar un proceso de compostaje textil.
Según sostuvo la Dra. Carvajal, “buscamos que nuestro proyecto también esté ligado a la economía circular y que genere una solución a este problema con alto impacto ambiental, pensando en la gestión de residuos municipales y es por esto, que planteamos la factibilidad de elaborar compost a partir de las fibras textiles catalogadas como residuos sin opción de reutilización. Así, por ejemplo, se pondría el textil prepicado en un sistema de pilas junto a material orgánico derivado de procesos industriales como la borra de café o chip de quillay para estimular de esta manera la biodegradación”.
Luego – agregó la Dra. Carvajal – se podría vender este producto como “compost a partir de fibras textiles, aportando un valor agregado al residuo”.
Otro avance que se quiere lograr es encontrar más bioproductos para degradar fibras textiles plásticas como nylon y polietileno, “ya hemos visto que algunos hongos tienen esta capacidad, pero es algo en lo que debemos continuar experimentando”.
Asimismo, “si es que la Ley REP (Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Producto) se modifica y llega hasta la industria textil, este bioproducto sería muy atractivo y puede ser una alternativa ecológica para tratar aquellos textiles que no tienen más opciones de revalorización por estar en tan mal estado que no puedan ser reutilizados y sólo les queda ser eliminados”.
Bioproducto en polvo
En relación a la materialidad del bioproducto, la investigadora dijo que están diseñando el producto en polvo, ya que tienen la experiencia y capacidad dentro del laboratorio para formularlo y han observado que la estabilidad de productos biológicos en seco es mayor que en líquido. Es importante considerar que la inversión en tecnología es mayor cuando implica generar una formulación en seco, utilizando bacterias como principio biológico. “de manera paralela, es posible hacer un producto líquido alternativo pensado como un aporte social para aplicación inmediata, el cual puede ser ofrecido a menor costo debido a que su vida media en anaquel sería más corta, enfocada a municipalidades que quieran utilizarlo en sus vertederos de manera continua o entidades sin fines de lucro”.