Columna de opinión del Dr. Francisco Cereceda, profesor titular Departamento de Química y director Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa.
Cada 11 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de las Montañas, una ocasión para reflexionar sobre el papel crucial que estas juegan en la regulación del clima, el suministro de agua y la biodiversidad. Este año, la celebración adquiere especial relevancia en Chile, un país cuyo territorio montañoso alberga una de las mayores reservas de agua dulce del mundo: los glaciares. Estos gigantes helados no solo son esenciales para la provisión hídrica en regiones áridas, sino también para la estabilidad ambiental en tiempos de cambio climático.
En Chile, la discusión sobre una Ley de Glaciares (Boletines N°s 11.876-12 y 4.205-12, refundidos) fue impulsada en sus inicios luego de la segunda evaluación ambiental del Proyecto Pascua Lama (2006), debido a la ausencia de información pública oficial que pudiera pronunciarse sobre el daño ambiental incurrido por la empresa minera Barrick Gold.
Sin embargo, el proyecto de ley (PdL) sigue aún sin llegar a consenso para que pueda ser promulgado, y desde el 23 de agosto de 2023 se encuentra en su primer trámite constitucional en el Senado, en la sub-etapa de Segundo informe de comisión. El PdL busca proteger los glaciares, sus alrededores (áreas periglaciares) y el permafrost, destacando la necesidad de la conservación y protección de nuestros glaciares, debido a su importancia estratégica como reservas de agua dulce y su rol clave en el equilibrio medioambiental de la región y del planeta.
Ahora bien, desde 2009 los glaciares cuentan con un mínimo de protección en el ámbito del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), como condición de ingreso al sistema aquellos “glaciares que forman parte del inventario público de glaciares” catastrados por la Dirección General de Aguas (DGA), perteneciente al Ministerio de Obras Públicas, siendo necesario demostrar “la alteración en la superficie o volumen de un glaciar susceptible de modificarse”.
¿Qué propone la Ley de Glaciares?
El PdL establece una normativa para garantizar la conservación de estos ecosistemas en su estado natural, prohibiendo actividades que los deterioren, como la minería, la construcción de infraestructura, actividades agrícolas o ganaderas y la extracción de agua en las cercanías de estas formaciones criosféricas.
Los glaciares funcionan como reservorios de agua dulce que liberan agua gradualmente, especialmente en períodos de sequía, actuando como reguladores de los caudales de ríos y embalses que abastecen a millones de personas. El PdL clasifica a los glaciares en diferentes categorías según su ubicación, tamaño y características, e incluye a los glaciares continentales y aquellos situados en la Antártica Chilena. Esta normativa implicaría un cambio en la forma de explotación de ciertos recursos y exigiría estudios de impacto ambiental más estrictos para cualquier actividad en las proximidades de los glaciares.
Importancia de los glaciares para el ecosistema y la sociedad
Chile, según el Inventario Público de Glaciares (IPG) 2022, tiene un total de 26.169 Glaciares en su territorio, siendo uno de los países con mayor cantidad de estos cuerpos helados en el mundo, estos glaciares no solo proveen agua a comunidades y ecosistemas locales, sino que también son fundamentales para el equilibrio climático global. De hecho, el PdL establece el reconocimiento legal de un Registro Nacional de Glaciares, con necesidad de actualización periódica; establece la prohibición de alterar irreversiblemente los glaciares; y establece un permiso ambiental sectorial, destinado a mejorar la evaluación ambiental de proyectos admisibles y que son susceptibles de alterar un glaciar.
Según el estudio preliminar al informe sobre glaciares en Chile para la COP25 del año 2019, se registraron casi 2.000 km² perdidos en más de 200 glaciares distintos. Esta cifra refleja no solo la individualización de glaciares como unidades geográficas específicas, sino también la fragmentación de grandes glaciares en cuerpos más pequeños, acelerando su desaparición. Además, incluye la diversidad de tipos de glaciares presentes en Chile, como glaciares de montaña, de roca, cubiertos y blancos, que se ven igualmente afectados. Esto implica una pérdida insustituible de masa glaciar, crucial para las zonas que dependen de ellos tanto para la regulación hídrica como para la estabilidad ambiental global.
Investigaciones y aportes de CETAM-USM
Tomando en cuenta los antecedentes mencionados anteriormente, el Centro de Tecnología Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), ha desarrollado desde el año 2003 una línea de investigación centrada justamente en esta temática, que intenta comprender los efectos de la contaminación ambiental sobre la criósfera, específicamente como la contaminación atmosférica afecta o impacta a los glaciares de las montañas de los Andes en Chile. Por supuesto para poder abordar tamaño desafío, se hace necesario un trabajo inter y transdisciplinario, donde colaboran disciplinas de ciencia e ingeniería, para adentrarse a descifrar los misterios de estos colosos de hielo y nieve que están en la cordillera de Los Andes, la cordillera más larga del mundo, que abarca 7 países andinos y más de 85 millones de personas que dependen de sus servicios ecosistémicos.
CETAM-USM, dirigido por el Prof. Dr. Francisco Cereceda en colaboración con varios grupos de investigación internacional, ha desarrollado y ejecutado un programa de monitoreo y caracterización física y química de aerosoles y nieve en glaciares de los Andes centrales de Chile hasta la Antártica. Esto ha permitido realizar campañas de monitoreo específicamente en la Parva, el Colorado y los Glaciares Echaurren, Bello y Olivares Alfa (en las cercanías de la RM); además de los glaciares de los volcanes Nevados de Chillán, en la octava Región y Pichillancahue, Lanín y Villarrica, en la novena Región y Mocho Choshuenco en Valdivia; abarcando también, el cerro mirador en Punta Arenas, el Glaciar Grey y Campos de hielo Sur en los Andes Patagónicos, para finalizar en más de 20 distintos sitios distintos ubicados en la parte este y oeste de la Península Antártica y en el Glaciar Unión, a 1000 Km del polo sur, una de las 3 bases existentes en el continente blanco, cercanos al círculo polar. Se trata de una investigación pionera en Sudamérica ya que existen muy pocos datos y estudios realizados y/o publicados al respecto, en especial sobre química de hielo, nieve y aerosoles recolectados en glaciares de los Andes y su impacto sobre el derretimiento de glaciares y el cambio climático global. Adicionalmente, a lo anterior y gracias al proyecto: “NUNATAK-CHILE, Primer Laboratorio Natural sobre Contaminación Glaciar y Cambio Climático: Levantamiento de Línea de Base para el Cambio Climático”, CETAM-UTFSM ha instalado dos laboratorios-refugio ubicados en la cordillera de los Andes, uno en la Cuenca del Aconcagua, en Portillo, a tres mil metros de altitud: NUNATAK-1 y en la cuenca del Yeso, a dos mil quinientos metros de altitud: NUNATAK-2 (NUNATAK: refugio saliente de roca en un glaciar en idioma Inuit de los esquimales). “Al respecto, el Prof. Dr. Cereceda señala que estos NUNATAKs son verdaderos termómetros del medio ambiente y el cambio climático y desde el 2015 se instalaron en la cordillera con la finalidad de verificar los cambios que se están produciendo en la criósfera andina, ya que es la zona más sensible que podamos tener para identificar el comportamiento del clima y por ende de su impacto sobre la hidrología y los servicios ecosistémicos que brindan las montañas. Ambas cuencas son de especial relevancia ya que suministran el agua potable a la mayor cantidad de población de Chile”. Estos NUNATAKs cuentan con un sistema de energía fotovoltaico que le proporciona energía limpia y con todas las condiciones para ser usado como habitáculo para los investigadores durante las campañas de monitoreo, donde se consideran actualmente instrumentos de medición de aerosoles en tiempo real (PM10; PM2,5; PM1 y distribución por tamaño de partículas; Balck Carbón [BC] y Brown Carbon [BrC], deposición húmeda, seca y total, meteorología, altura de nieve, albedo, radiación total, radón [isótopos radioactivo natural], ozono [O3], óxidos de nitrógeno [NOx], monóxido de carbono (CO), determinación de mercurio gaseoso[Hg], entre otros). Adicionalmente se toman muestras de nieve para el análisis y caracterización fisicoquímica de la nieve superficial y profunda (snow pit), donde en estas muestras se mide pH, conductividad, densidad y granulometría de la nieve, T°, análisis de iones, compuestos orgánicos y metales pesados, así como la determinación de BC y BrC depositado sobre la nieve.
Finalmente, y extendiendo nuestras investigaciones a la Antártica, el Prof. Dr. Cereceda, junto con el Glaciólogo, Dr. Gonzalo Barcaza, Investigador asociado a CETAM, el Físico, Dr. Hans Moosmüller del Desert Research Institute (DRI-USA) y el Ing. Dr. Magín Lapuerta de la Universidad de Castilla La Mancha, España, iniciarán en enero próximo la 3era camapaña Antártica 2023-2025, financiadas por el proyecto INACH RT_34-21: “Contaminación por carbono negro en la nieve antártica: influencia de las fuentes de emisión locales y sus implicancias en el forzamiento radiativo”, financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACH). En este proyecto se medirá fundamentalmente el efecto de los aerosoles, en especial el impacto del BC y BrC sobre la nieve y el hielo de diversos sitios de monitoreo en la Península Antártica, lugar que está aún muy poco explorado y actualmente el más sensible al cambio climático, ya que la T° allí ha aumentado casi 2 °C, a la fecha. Adicionalmente, se medirán contaminantes gaseosos, meteorología y albedo, todo con la finalidad de estimar el impacto de la contaminación antrópica local e intentar diferenciarla de la contaminación global o hemisférica y que podría también estar llegando a la Antártica por el trasporte atmosférico global. Complementariamente, sobre el rompehielos se instalarán también los mismos instrumentos para monitorear la contaminación atmosférica durante todo el trayecto a bordo del barco hasta los sitios de monitoreo en tierra. Finalmente se compararán estas nuevas mediciones con resultados de varios de los mismos contaminantes medidos en campañas antárticas pasadas realizadas también por CETAM-UTFSM.
Un compromiso de protección: Beneficios para el futuro
La aprobación de una Ley de Glaciares en Chile sería una muestra de compromiso con la conservación de los recursos naturales, el combate contra el cambio climático y la consecución de los objetivos de desarrollo sostenibles de la ONU. Al establecer un marco legal para la protección de los glaciares, Chile se uniría a otros países que ya han implementado legislaciones similares, buscando no solo la preservación de sus ecosistemas, sino también la seguridad hídrica y la resiliencia climática a largo plazo.
La aprobación de esta ley representa un esfuerzo necesario y urgente para proteger el patrimonio ambiental de Chile y contribuir a la mitigación de los efectos del cambio climático.